lunes, 27 de octubre de 2014

Malvinas : Los kelpers y el negocio de la victimización y el aislamiento

La colonia británica de kelpers y el negocio de la victimización y el aislamiento en Malvinas

La intención británica es enfriar los reclamos argentinos y apartar todo lo posible a las Malvinas del continente. Y continuar prolongando el diferendo, en el tiempo, mientras los kelpers intentan  tejer relaciones, con los países de la región, especulando con aislar y disminuir el apoyo hacia el reclamo argentino por las Islas Malvinas. La colonia británica trata de tentar, a los países de la región, con promesas de posibles yacimientos petrolíferos. De esa forman pretenden apartar el apoyo al reclamo argentino, de los paises de la región  y presentarlo como algo absurdo e insignificante.

Mientras los Kelpers intentan actuar como si no hubiese un reclamo argentino. La colonia británica se presenta como la ¨víctima¨ de un acoso de los gobiernos argentinos, que no los reconoce como un ¨pueblo¨ que quiere ser británico, como si alguna vez no hayan sido otra cosa que británicos, y que su presencia en las islas no sea consecuencia de un acto de usurpación británica al suelo argentino. En consecuencia los Kelpers, últimamente, también se presentan como ¨falklanders¨ autóctonos lejanos y casi ¨ajenos¨ a lo británico, cuando se manifestaron, miles de veces, como orgullosamente británicos. Ciudanía que los identifica, y que es una demostración, más, de la afirmación argentina de que son una colonia británica. Que no pueden ocultarlo habiéndo sido reconocidos como tales, con documentación de por medio, por el Reino Unido, demostrando que en las Malvinas hay una colonia británica, que no constituyen un país, ni que tienen ciudadanía ¨falklanders¨ sino británica. 

El Reino Unido, un estado colonialista, incoherente y falaz,  que intenta presentar la cuestión de la soberanía por las Islas Malvinas como un asunto referido a unos isleños (colonia británica ). La cuestión Malvinas radica en un conflicto bilateral entre Argentina y el Reino Unido, conflicto reconocido por Naciones Unidas, que llama anualmente, a ambas partes, a que comiencen las negociaciones para resolver el diferendo por la soberanía. Naciones Unidas en ningún momento  hace referencia a que la colonia británica es la que debe determinar la soberanía sobre las Islas Malvinas, siendo un contingente implantado por parte del Reino Unido. Los Kelpers son parte de un imperio colonialista denunciado en la ONU, e impuestos sobre suelo argentino, como consecuencia del vil accionar británico.

El Reino Unido, de esta manera, intenta presentarse como el juez y la víctima del conflicto por Malvinas. Intenta  desdoblar el tema presentándose como los ¨garantes¨  de los deseos de unos isleños, que no son otra cosa,  que su colonia. 

Colonia de  Kelpers no constituyen un pueblo, es decir no son anteriores a la usurpación, ni mucho menos fueron sojuzgados por el Reino Unido, en cuyo caso si serían pasibles del derecho de autodeterminación, Los Kelpers, son parte del mismo imperio británico que los puso sobre nuestras islas Malvinas, luego de usurparlas en 1833.

El otro ardid británico es intentar deslegitimar los reclamos argentinos por Malvinas, usando el pretexto, de que cualquier reclamo realizado, es producto de una distracción intencional de los gobiernos argentinos para no ocuparse de otros temas ¨importantes¨. Precisamente los que quieren que Argentina se distraiga de reclamar por Malvinas son los británicos. Pretenden que nuestro país acepte el flagrante robo a nuestros territorios. Obviando lo justificado del reclamo argentino, e intentando presentarlo como un hecho consumado. El Reino Unido es el país  más denunciado en la ONU por colonialista, teniendo 16 causas por colonialismo, e intentando imponer la idea de que es inútil reclamar. Negando la historia, e imponiéndose por la fuerza sobre nuestras islas, sosteniéndose con una base de la OTAN, bajo  el pretexto de ser los defensores de los ¨ deseos´¨ de los kelpers!, deseos y reclamos que no escucharon ni respetaron a los isleños ( pueblo sojuzgado ) del archipiélago de Chagos, cuya isla fue arrebatada por los británicos para ser alquilada a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, desde donde bombardean todo Medio Oriente. Ver (El Reino Unido no apoya la autodeterminación de Chagos)

Los Kelpers también hacen alarde del alto standard de vida que llevan en nuestras islas,  lo que no dicen es que es producto del saqueo que hacen dentro de nuestro Mar Argentino,  otorgando licencias ilegales de pesca. Y últimamente, especulando con la posibilidad de sacar petróleo en nuestro mar, para buscar un mayor protagonismo en la zona e intentar debilitar y distraer a los países de la región sobre el reclamo del derecho  argentino por las Islas Malvinas.

Permanecer aislados, victimizándose y hablando de acosos por parte de los gobiernos o del pueblo argentino es parte del negocio de los Kelpers. Presentándose como isleños que ¨luchan por derechos¨, que no son renocidos. Derechos e intereses que no son otros que los de los británicos sobre el Atlántico Sur para seguir tomando espacios marítimos y poner sus ambiciones sobre la Antártida.

Los Kelpers no quieren vínculos con el continente porque eso haría que las actuales barreras culturales y políticas se vayan diluyendo. Significaría el inicio de un proceso de entendimiento en la resolución definitivo del conflicto entre Argentina y el Reino Unido.  

El fallido intento de un referendo que no hace a la cuestión de Malvinas, donde los mismos británicos decían que querían ser lo que siempre fueron. El referendo no fue reconocido ni por Argentina ni las Naciones Unidas. El infame referendo Kelper no fue otra cosa que un pobre intento británico, para desvirtuar el conflicto por Malvinas, para seguir sin resolverlo.

Los kelpers no son el centro del litigio por Malvinas. Siendo una colonia británica, el derecho de autodeterminación no se aplica a un territorio bajo disputa de soberanía. Siendo además que la ONU no reconoce derecho de autodeterminación para los Kelpers. Para la ONU los kelpers, son “objeto” de Derecho, pero no “sujeto”. Los únicos que pueden negociar, para la ONU, son Gran Bretaña y la Argentina. Sólo los dos países, y no los isleños, pueden hablar como partes litigantes.

La resolución 2065 de la ONU establece que el caso de las Islas Malvinas es un caso especial de descolonización "porque se trata de la existencia de un territorio colonizado pero no de un pueblo colonizado. No hay un pueblo colonizado porque la población que había fue expulsada y la que habita en las Islas son colonos. Son parte del esfuerzo de usurpación extranjera, en que la potencia colonizadora llevó población civil a las Islas Malvinas, se trata de colonos que tienen una serie de derechos, pero no tienen el derecho de decidir a qué país pertenecen las Islas. La misma Resolución dice que esta es una cuestión de soberanía que deben resolver Argentina y el Reino Unido, y debe ser resuelta a través del diálogo bilateral hasta alcanzar una solución pacífica.

El centro del conflicto por las Islas Malvinas es la soberanía, la cual debe ser resuelta entre Argentina y el Reino Unido como lo establece Naciones Unidas.

Muchos británicos creen que pueden tener un fallo favorable a su acto de usurpación llevando el conflicto a la Corte Internacional de Justicia también conocida como el Tribunal de La Haya, y así poder deshacer el litigio por la soberanía, mientras no acatan ninguna de las resoluciones de las Naciones Unidas

La Corte Internacional de Justicia de La Haya (ICJ) está para resolver diferencias entre países parecidos, es decir no entre imperios (potencias o desarrollados) y repúblicas (póbres ó en vías de desarrollo). Lo que tampoco dicen los británicos, es que La Haya es un tribunal donde el Reino Unido tiene jueces propios y muchos de ellos forman parte de los países del Commonwealth. Tampoco tiene en cuenta que la ICJ es un tribunal que debe ser aceptado por ambas partes y solo tienen injerencia en cuestiones jurídicas y no políticas, como es el caso de Malvinas, que responde a un caso de colonialismo. Donde una potencia invasora toma parte de un territorio extranjero y luego lo reivindica como propio.  


De todos los argentinos depende no desviar la mirada, bajo ningún motivo, de la usurpación británica llevada a cabo sobre nuestras Islas Malvinas, Georgias de Sur, Sandwichs del Sur y espacios marítimos circundantes. De todos los argentinos depende ocuparse por reclamar y defender lo que nos pertenece.

jueves, 23 de octubre de 2014

Las Islas Malvinas y la libre determinación de los pueblos


Las Islas Malvinas y la libre determinación de los pueblos

Por Marcelo G. Kohen (*)  Exposición en el Simposio sobre “autodeterminación, devolución e independencia en el siglo 21”, realizada en Gibraltar. Especialistas y políticos expusieron y analizaron varios casos recientes o latentes: Cataluña, Países Vascos, Escocia, las islas Turks & Caicos, Gibraltar y las Islas Malvinas.

El principio de libre determinación de los pueblos es uno de los principios fundamentales del Derecho Internacional contemporáneo. Gracias a él, numerosos pueblos sojuzgados pudieron crear sus propios Estados independientes durante el proceso de descolonización en la segunda mitad del siglo XX.
El Reino Unido y otras potencias coloniales negaron durante prolongados años el carácter jurídico –por consiguiente obligatorio- del principio de libre determinación.

Solo reconocieron su importancia a partir del final de los años sesenta, cuando el proceso de independencia de sus antiguas colonias había prácticamente llegado a su fin.

En el caso británico, Londres lo hizo cuando sus más importantes resabios coloniales atentaban contra la integridad territorial de Estados constituidos y como intento para servirse de la población allí establecida para perpetuar su presencia en ellos.

En la cuestión Malvinas, el principio de libre determinación de los pueblos es manipulado e impropiamente invocado por el gobierno británico con dos objetivos: mantener su presencia en la región del Atlántico Sur y evitar solucionar la controversia de soberanía que mantiene abierta con la Argentina desde 1833.

En realidad, el Reino Unido ni siquiera intenta una argumentación para justificar la invocación de la libre determinación. Afirma como axioma que los “isleños” tienen el derecho de decidir el destino del territorio y simplemente enuncia las reglas generales que se refieren al principio de libre determinación. Las autoridades británicas nunca explican en concreto porqué este derecho de los pueblos sería aplicable al caso Malvinas. Brindan una información incompleta o falseada sobre la composición de la población de las islas. Se contentan con mencionar que muchos de sus habitantes pueden contar sus ancestros nacidos en las islas por varias generaciones. Pretenden comparar la situación de las islas con la manera en que se conformó la población del territorio continental argentino. Intentan demostrar que cuando Gran Bretaña desalojó de Malvinas por la fuerza a la Argentina, solo expulsó a las autoridades, la tropa y sus familias, pero no a toda la población establecida en las islas bajo la administración argentina, una cuestión totalmente irrelevante para dirimir la cuestión.

La falta de argumentos, las omisiones y las falsedades explican por qué el Reino Unido no ha intentado seriamente buscar un reconocimiento de su posición por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas o de su órgano subsidiario, el Comité de Descolonización. O cuando lo intentó, como en 1985, su propuesta fue rechazada por el máximo órgano representativo de la ONU.

Que los habitantes actuales de las Islas Malvinas no constituyan un pueblo separado con derecho de libre determinación no quiere decir que no gocen de otros derechos. Por supuesto, son titulares de derechos humanos, tanto individual como colectivamente. La Argentina ha inscrito en su Constitución que el respeto del modo de vida de los habitantes es una condición a la que se obliga.

Simplemente, mil seiscientos cincuenta ciudadanos británicos no tienen el derecho de decidir una controversia de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido que envuelve más de tres millones de kilómetros cuadrados entre territorio y espacios marítimos, una superficie mayor que la de la Argentina continental y doce veces la del Reino Unido.

La manipulación británica del principio de libre determinación es muy evidente. Por varias razones:

1) porque es la Asamblea General de la ONU y no la potencia colonial quién determina la manera de poner fin a una situación colonial y el máximo órgano representativo de la ONU nunca aplicó el principio a los actuales residentes en las islas;

2) porque se trata de un caso particular de colonialismo en el que la víctima de la acción colonial fue un joven Estado constituido;

3) porque luego del despojo a la Argentina el gobierno británico estableció sus propios colonos;

4) porque desde entonces controló la política migratoria de ese territorio aislado y poco poblado;

5) porque los residentes actuales no constituyen un “pueblo” separado víctima del accionar colonial;

6) porque el Reino Unido, luego de desalojar a la Argentina e instalar sus propios colonos, rechazó todas las propuestas de negociación y arbitraje formuladas por la Argentina mientras consolidaba su presencia física en las islas.

Aceptar que sean los propios súbditos británicos allí instalados quienes decidan la controversia anglo-argentina constituiría un caso de arbitrariedad flagrante de imposición del hecho consumado.
En Derecho Internacional, no toda comunidad humana establecida en un ámbito geográfico dado es titular del derecho de libre determinación. Por ello distingue entre “pueblos” y “minorías”, sean éstas nacionales, religiosas, lingüísticas, étnicas, etc. Mientras que los primeros son titulares del derecho de libre determinación, las segundas no, aunque son titulares de un conjunto de derechos tendientes a garantizar y preservar sus identidades, pero en el marco territorial del Estado en el que habitan. También se distinguen los pueblos autóctonos, a quienes la Declaración de la ONU les reconoce el derecho de libre determinación, pero únicamente en su faz interna. Tampoco basta con auto-proclamarse “pueblo” y por ende pretender ser titular del derecho de libre determinación. Absolutamente ninguna de las más de 40 resoluciones de la Asamblea General y del Comité de Descolonización de la ONU han reconocido la existencia de un pueblo separado en el territorio y por ende dichas resoluciones han seguido otro camino en cuanto a la manera de proceder a la descolonización de las Islas Malvinas.

La doctrina de las Naciones Unidas en cuanto a la manera de poner fin a su situación colonial es la negociación entre la Argentina y el Reino Unido para la solución de la controversia de soberanía, teniendo en cuenta los intereses de la población de las islas. La razón es simple, a diferencia de los casos comunes de colonialismo, esto es, de sojuzgamiento de un pueblo entero por la potencia europea, en el caso Malvinas se trata del desplazamiento de un joven Estado independiente de una parte de su territorio, de naturaleza insular, escasamente habitado y sin una población originaria, por la máxima potencia colonial de la época.

A diferencia de lo ocurrido en otras regiones del mundo, por ejemplo en el Caribe, en el que la potencia colonial introdujo masivamente una población esclava que dio lugar a la conformación de un nuevo pueblo, en el caso Malvinas la escasa población llevada por el gobierno de Londres fueron colonos británicos. Al mismo tiempo que se negaba terminantemente a siquiera abrir la discusión con la Argentina a pesar de sus protestas, en un claro ejemplo de la política del más fuerte.

Un rápido análisis de la demografía de las islas demuestra claramente el carácter artificial de la reivindicación británica de la existencia de un pueblo separado titular de la libre determinación. En 1851, 18 años después del despojo, cuando solo quedó un puñado de la población original, la población llegaba a 287 personas, aproximadamente la misma cantidad de habitantes que en el momento del mayor desarrollo humano durante el período de ejercicio argentino de la soberanía al final de la década de 1820.

En un siglo, el número de habitantes se mantuvo entre 2.272 en 1911 y 2841 según el último censo de 2012. Hubo picos, como en 1931 (2.392 habitantes) y luego de mantenerse esa cifra generalmente estable, comenzó a decrecer la población desde 1962 (2.172) habitantes hasta 1980 (1.813 habitantes). Después de la guerra de 1982, la población creció prácticamente un tercio en tan solo treinta años. La razón fue el boom económico creado por las licencias de pesca. Estas cifras demuestran que se trata de una población cuyo crecimiento demográfico no es natural. El número de habitantes de las islas depende esencialmente de las necesidades económicas y de la administración de la potencia colonial. Es una población constituía esencialmente por empleados públicos de la Corona, propietarios de terrenos y hombres y mujeres de negocios.

Hoy, la segunda localidad de las islas está constituida por los empleados civiles de la base militar de Monte Agradable (Mont Pleasant). Constituyen un 15% de la población de las islas.

Los trabajos menos rentables son ejecutados por inmigrantes de Chile y de Santa Helena. Sin embargo, solo los ciudadanos británicos tienen derecho de voto. A todo ello se le agrega la discriminación hacia los ciudadanos argentinos. Inmediatamente al fin de la guerra de 1982, los ciudadanos argentinos residentes que trabajaban para los servicios de provisión de combustible y transporte fueron expulsados.

Durante 17 años ningún titular de un pasaporte argentino tenía derecho a visitar las islas, ni siquiera como turista. Una ley no escrita prohíbe a los argentinos ser propietarios de bienes inmuebles, al punto tal que en un caso herederos argentinos de tales bienes fueron obligados a venderlos.

Es elocuente la manipulación del último censo en cuanto al lugar de nacimiento de los habitantes. Como la mayoría de ellos ni siquiera nació en las islas, por primera vez las autoridades británicas no brindaron al principio esta información. En su lugar, informaron sobre cómo se identifica cada habitante según su “identidad nacional”. El “resultado” fue que 59% respondieron “Falkland Islander” y 29% “British”. Clara muestra que muchos de los que se autodefinen como “isleños” son en realidad ciudadanos británicos llegados de Europa. En realidad, muchos de ellos son los pretendidos “voceros” de los habitantes, ya sea como miembros gubernamentales o legislativos o como formadores de opinión en los medios existentes en las islas.

Otro dato trascendente que los censos revelan periódicamente es que 40% de la población vive en las islas desde hace menos de 10 años. Difícilmente pueda hablarse de un “pueblo” así constituido, con una población que está en gran parte de paso por las islas.

Existen numerosos conflictos territoriales en el mundo, muchos de ellos sobre territorios habitados. Algunos de ellos han llegado a la Corte Internacional de Justicia. La Corte decidió la soberanía de tales territorios sobre la base de los títulos alegados por las partes, no por la nacionalidad o los deseos de los habitantes. En el caso El Salvador/Honduras, entre 10.000 a 30.000 salvadoreños se encontraron del lado hondureño de la frontera trazada por el fallo. En el caso Camerún vs Nigeria, más de 100.000 nigerianos habitan un territorio que la Corte reconoció como camerunés. Lo mismo hizo la Corte en su último fallo territorial entre Burkina Faso y Níger. En todas estas situaciones, la Corte recordó a las partes la obligación de respetar los derechos de los habitantes de los territorios en disputa, pero nunca sometió su decisión a la voluntad de tales habitantes. Otros ejemplos son pertinentes.

Después de la Primera Guerra Mundial, Francia invocó que no correspondía organizar un plebiscito en Alsacia-Lorena, ya que desde 1871 -año del traspaso del territorio a Alemania- miles de franceses habían preferido irse antes que estar sometidos a la soberanía alemana, y que en contrapartida, miles de alemanes se habían instalado en él. Cuando la población sueca de las Islas Aaland, bajo soberanía finlandesa, planteó su libre determinación para integrarse a Suecia, la respuesta fue una amplia autonomía, pero bajo la soberanía de Finlandia.

La situación de Malvinas es también muy diferente a la de Escocia. Nadie niega el carácter británico de Escocia. Nada obsta a que el gobierno central de un Estado permita que uno de sus componentes se declare independiente si es el deseo de sus habitantes. Pero no existe una obligación internacional de hacerlo sobre la base del derecho de libre determinación. La posición británica hacia Escocia no es la misma que la de España en relación con Cataluña o Francia en relación con Córcega, por ejemplo. En el caso de Escocia, no existe una disputa de soberanía entre el Reino Unido y otro Estado. En el caso Malvinas, sí el Reino Unido desea que sus ciudadanos decidan el destino del territorio en el que habitan, dicho territorio debería ser británico. Por el contrario, existe una controversia sobre su soberanía con la Argentina.

Según Rosalyn Higgins, ex jueza británica y ex Presidenta de la Corte Internacional de Justicia: “Until it is determined where territorial sovereignty lies, it is impossible to see if the inhabitants have the right of self-determination” (“Hasta que no se determine dónde recae la soberanía territorial, es imposible considerar si los habitantes tienen el derecho de libre determinación”). (“International Law and the Avoidance, Containment and Resolution of Disputes. General Course on Public International Law”, Hague Academy of International Law Collected Courses, 1991, vol. 230, p. 174)

El argumento británico de la libre determinación en el caso Malvinas se ve también seriamente socavado por la política a todas luces contradictoria del Reino Unido. No hubo “libre determinación” cuando expulsó a los dos mil habitantes autóctonos del archipiélago de Chagos. No hubo “referéndum de libre determinación” cuando el gobierno de Margaret Thatcher devolvió Hong-Kong a China, su legítimo titular. Menos aun se le concedió la ciudadanía británica plena a los cinco millones de chinos que habitaban el territorio, como lo hizo el mismo gobierno con los dos mil habitantes de las Malvinas, éstos de origen europeo.

En otras palabras, la libre determinación es un falso argumento para mantener uno de los últimos resabios del Imperio Británico, sin justificación jurídica alguna.

Por todo ello, el referéndum organizado el 10 y 11 de marzo de 2013 por el gobierno británico para que ciudadanos británicos afirmen que quieren que el territorio en el que residen siga “siendo” británico no tiene ninguna relevancia. A pesar de los ingentes esfuerzos diplomáticos desplegados por el gobierno de David Cameron, solo un Estado reaccionó positivamente a la maniobra británica: Canadá. Para las Naciones Unidas, el territorio continúa sujeto a descolonización.

Ciertamente nadie niega que en las islas existen tradiciones propias, por otra parte muchas de ellas comunes al continente. Las tradiciones campestres (al campo se lo llama en inglés “the camp”, como en castellano), muy particularmente las relativas a la práctica caballar, el uso del vocablo “che” (“chey”), incluso hasta hace poco tiempo el gusto por el mate, rememoran un pasado de notable influencia continental. Tales especificidades, como pueden existir en regiones o en localidades de un mismo país, no hacen del territorio y sus habitantes un sujeto titular de la libre determinación.

La Argentina tiene mucho más que ofrecer que el sistema colonial británico de manejo de territorios, aunque se lo disfrace con el ropaje nuevo de “territorio británico de ultramar”. Unas Malvinas reintegradas efectivamente a la soberanía argentina tendrían una verdadera autonomía en la que sus habitantes elegirían ellos mismos a su gobernador y tendrían su representación en las instancias parlamentarias nacionales. Sus habitantes nacidos en las islas podrían gozar de la doble ciudadanía, garantizada por un tratado internacional. Los recursos naturales del territorio serían esencialmente propiedad de la entidad autónoma así creada.

Pero ese tipo de cuestiones sólo podrán discutirse cuando el Reino Unido cumpla con su obligación de resolver la controversia de soberanía por medios pacíficos. En otras palabras, cuando haya negociaciones sobre la cuestión central que separa a ambos países. Existen una manera de resolver la controversia que tenga en cuenta los intereses de todas las partes y de los individuos concernidos. Cuando hay voluntad hay un camino.

(*) Marcelo G. Kohen es Profesor de Derecho Internacional en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra

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Note in english

The Falkland/Malvinas Islands and the right of peoples to self-determination

By Marcelo Kohen (*) An international symposium on the concepts of self-determination, devolution, and independence took place last week in Gibraltar, organized by the Garrison Library and sponsored by the local government.

The Falkland/Malvinas Islands and the right of peoples to self-determination
By Marcelo Kohen (*) An international symposium on the concepts of self-determination, devolution, and independence took place last week in Gibraltar, organized by the Garrison Library and sponsored by the local government.

The right of peoples to self-determination is one of the fundamental principles of contemporary International Law. It is thanks to this principle that numerous subjugated peoples were able to create their own independent states during the decolonization process over the second half of the 20th century. For long years, the United Kingdom and other colonial powers denied the legal binding – character of the principle of self-determination.

They only came to recognize its importance as of the late sixties, when the independence process of their former colonies had practically come to an end. The British Government did so in an attempt to use its settlers to perpetuate its remaining colonial outposts existing in breach of the territorial integrity of other states. In the Falkland/Malvinas Question, the principle of self-determination of peoples is distorted and improperly invoked by the British government with two goals: to maintain their presence in the South Atlantic region and to avoid resolving its sovereignty dispute which has been ongoing with Argentina since 1833.

In fact, the United Kingdom has not even attempted to present a reasoned argument to justify invoking self-determination. As though it were an axiom, it states that the “Islanders” have the right to determine the future of their territory, simply citing the general rules relating to the principle of self-determination. The British authorities never explain specifically why this right of “peoples” ought to be applicable to the case of the Falkland/Malvinas. They provide either incomplete or falsified information on the composition of the Islands’ population. They simply state that many (indeed a minority) of the inhabitants can list several generations of ancestors who were born on the islands. They believe that they can compare the situation on the islands with the way in which Argentina’s mainland population came to be formed. They seek to prove that when Great Britain expelled Argentina from the Falkland/Malvinas by force, only the authorities, troops and their families were evicted, and not the entire population of the islands that had existed under Argentine governance, a question of no relevance at all. The lack of grounding, the omissions and the fabrications explain why the United Kingdom has made no serious efforts to seek for its position to be recognized by the United Nations General Assembly or its subsidiary body, the Decolonization Committee. Or at least when it tried to, as in 1985, its proposal was rejected by the highest representative body of the UN.

That the current inhabitants of the Falkland/Malvinas Islands do not constitute a separate people with the right to self-determination does not mean that they cannot enjoy other rights. They are of course holders of human rights, both individually and collectively. Argentina has enshrined in its Constitution that respect for the way of life of the Islands’ inhabitants as imperative. Put simply, 1,650 British citizens do not have the right to determine the result of a sovereignty dispute between Argentina and the United Kingdom that covers over three million square kilometers including territory and maritime areas (an area larger than mainland Argentina and twelve times that of the United Kingdom).

Britain’s manipulation of the principle of self-determination is very obvious. For several reasons:

1) because it is the UN General Assembly and not the colonial power that determines how a colonial situation ought to be terminated and the UN’s highest representative body has never applied the principle to the Islands’ current residents;

2) because this is a special case of colonialism in which the victim of the colonial action was a newly independent state;

3) because after expelling Argentina, the British government established their own settlers;

4) because ever since it has controlled the migration policy of this isolated and sparsely populated territory;

5) because the current residents do not constitute a separate “people” who have fallen victim to colonialism;

6) because the United Kingdom, after having expelled Argentina and established its own settlers, rejected all the offers of negotiation and arbitration put forward by Argentina while it consolidated its physical presence on the Islands. To accept that it is the British nationals settled there who would be the ones to determine the Anglo-Argentine dispute would constitute a blatant case of arbitrariness and the imposition of a fait accompli.

In International Law, not all human communities settled in a given geographical location are entitled to the right of self-determination. This is why there is a distinction between “peoples” and “minorities” (be they national, religious, linguistic, ethnic, etc). Whilst the former are entitled to the right of self-determination, the latter are not, even though they are entitled to an array of rights aimed at safeguarding and preserving their cultural identity, although within the territory of the state in which they live. There is also a distinction made for indigenous peoples, whose right to self-determination is recognized by the UN Declaration, although only internally. Nor can a group simply declare themselves to be a “people” and in so doing claim to be entitled to the right of self-determination. Not a single one of the more than 40 UN General Assembly or Decolonization Committee resolutions has acknowledged the existence of a separate people in the territory and as such, said resolutions have opted for other ways to decolonize the Falkland/Malvinas Islands. The United Nations doctrine regarding the way to bring the colonial situation to an end is through negotiations between Argentina and the United Kingdom to resolve the sovereignty dispute, whilst taking the interests of the inhabitants into account. The reason is simple: unlike with the typical cases of colonialism, where an entire people are subjugated by a European power, in the case of the Falkland/Malvinas, the greatest colonial power of the times ejected a young independent state from part of its territory; a sparsely-inhabited isolated territory with no native population.

Unlike what occurred in other regions across the world, such as the Caribbean, where the colonial power introduced a massive slave population, leading to the formation of new peoples, in the case of the Falkland/Malvinas, the limited population brought in by the British government were British settlers. At the same time they resolutely refused to hold discussions with Argentina despite their protests, in a clear example of the rule of the strong policy.

A cursory look at the demography of the islands clearly reveals the artificial nature of Britain’s claim to the existence of a separate people who are entitled to self-determination. In 1851, 18 years after the seizure of the Islands, when a mere handful of the original population remained, the total reached 287 – roughly the same number of inhabitants as there were at the height of the community’s development during the period of Argentine administration towards the end of the 1820s. Over one century, the number of inhabitants remained between 2,272 in 1911 and 2,841, according to the latest census in 2012. There were peaks, as in 1931 (2,392 inhabitants), and after generally remaining stable, the figure began to decline from 1962 (2,172 inhabitants) until 1980 (1,813 inhabitants). Following the war in 1982, the population grew by almost a third in just thirty years. The reason for this was the economic boom produced by the granting of fishing licenses. These figures demonstrate that the demographic growth of the population is not natural. The number of inhabitants on the Islands is essentially dependent upon the economic and administrative needs of the colonial power.

The population primarily comprises civil servants of the Crown, landowners and business men and women. Today, the second major “village” on the Islands is made up of the civilian staff at the Mount Pleasant military base. They represent 15% of the islands’ population. The less well paid jobs are done by immigrants from Chile and Santa Helena. And yet the British citizens alone have the right to vote. Added to this there is also discrimination towards the Argentine citizens. Immediately after the end of the 1982 war, the resident Argentine citizens working for the fuel and transport provision services were expelled. For 17 years Argentine passport holder were banned from the right to visit the Islands, even as tourists. An unwritten law prohibits Argentines from owning real estate, to the extent that those inheriting such properties were forced to sell them.

The manipulation of the latest census is blatant. As the majority of the inhabitants were not even born on the islands, the British authorities did not provide this information initially. In place of this, they provided information on how individual islanders identified themselves in terms of their “national identity”. The “result” was that 59% responded “Falkland Islander” and 29% “British”. This clearly shows that many of those who define themselves as “Islanders” are in actual fact British citizens having arrived from the United Kingdom. Indeed, many of them are the supposed “spokespersons” for the inhabitants, either as governmental or legislative representatives or as opinion makers in the islands’ media.

Another pertinent fact that the censuses regularly reveal is that about 40% of the population has been living on the islands for fewer than 10 years. We can scarcely speak of a “people” thus formed, with a population that is largely on the Islands only temporarily.

There are many territorial conflicts around the world, many of which are over inhabited territories. Some were settled by the International Court of Justice. The Court determined the sovereignty of these territories based upon the legal grounds related to sovereignty presented by the parties, and not upon the nationality or the wishes of the inhabitants. In the El Salvador/Honduras case, between 10,000 to 30,000 Salvadorians found themselves on the Honduran side of the border that was drawn up by the ruling. Following the Cameroon vs. Nigeria case, over 100,000 Nigerians now inhabit a territory that the Court recognized as being Cameroonian. The Court did likewise in its latest territorial ruling between Burkina Faso and Niger. In all of these instances, the Court reminded the parties of their obligation to respect the rights of the inhabitants of the disputed territories, although it never left its decision up to the will of said inhabitants. There are also other relevant examples. Following the First World War, France argued that holding a plebiscite in Alsace-Lorraine was not appropriate given that as of 1871 –the year of the territory’s handover to Germany- thousands of French citizens had opted to leave rather than being subjected to German sovereignty, while thousands of Germans had settled there. When the Swedish population of the Äaland Islands, under Finnish sovereignty, claimed self-determination to join Sweden, the response was to grant a far-reaching autonomy, whilst nonetheless keeping Finnish sovereignty.

The situation with the Falkland/Malvinas is also different from that of Scotland. Nobody denies that Scotland is British. There is nothing precluding the central government of any state from allowing one of its constituent parts from declaring itself independent if its inhabitants so wish. But there is no international obligation to do so on the basis of the right of peoples to self-determination. The British stance vis-à-vis Scotland is not the same as that of Spain regarding Catalonia or France regarding Corsica, for instance. In the case of Scotland, there is no sovereignty dispute between the United Kingdom and another state. In the case of the Falkland/Malvinas, there is. If the United Kingdom wants its citizens to determine the future of the territory in which they live, the territory should be British. On the contrary, there is a dispute as to its sovereignty with Argentina. According to Dame Rosalyn Higgins, former British judge and former President of the International Court of Justice: ‘Until it is determined where territorial sovereignty lies, it is impossible to see if the inhabitants have the right of self-determination’. (International Law and the Avoidance, Containment and Resolution of Disputes. General Course on Public International Law’, Hague Academy of International Law Collected Courses, 1991, vol. 230, p. 174).

The British argument for self-determination in the Falkland/Malvinas case is also seriously undermined by the United Kingdom’s blatant contradictory policy. There was no “self-determination” when it expelled the 2,000 native inhabitants of the Chagos archipelago. There was no “self-determination referendum” when Margaret Thatcher’s government restored Hong Kong to China, its legitimate owner. Less still was British citizenship granted to the five million Chinese living in the territory, as the very same government had done with the 2,000 Falkland/Malvinas inhabitants of European origin at the same period. In other words, self-determination is a flawed argument for retaining one of the last remaining outposts of the British Empire, without any legal justification whatsoever.

For these reasons, the referendum held on 10 and 11 March 2013 by the British government to enable British citizens to affirm that they want the territory in which they live to continue “being” British has no relevance. Despite the colossal diplomatic lengths that David Cameron’s government have gone to, only one state reacted positively to the British move: Canada. As far as the United Nations are concerned, the territory continues to be subject to decolonization.

Naturally no one denies that the Islanders have their own traditions; many of which, incidentally, they hold in common with the continent. Rural traditions (they call the countryside “the camp”, from the Spanish word “el campo”), especially those relating to horses, the use of the term “che” (“chey”), and even until recently the taste for mate are reminders of a past that was considerably influenced by the continent. And yet the existence of such idiosyncrasies, as may be found in different regions or places within any country, do not automatically make a territory and its inhabitants a self-determination unit.

Argentina has much more to offer than Britain’s old colonial approach to managing territories, even if presented under the new guise of a ‘British Overseas Territory’. With a Falkland/Malvinas effectively integrated under Argentine sovereignty, they would enjoy real self-government whereby their inhabitants would elect their governor themselves and they would have representation in the national parliamentary bodies. Their inhabitants who were born on the Islands could enjoy dual citizenship, to be guaranteed by an international treaty.

Natural resources would be essentially owned by the special self-governed entity. But these sorts of matters can only be addressed when the United Kingdom fulfils its obligation to settle the sovereignty dispute through peaceful means. In other words, only once there are negotiations on the central issue which divides the two countries. It is possible to have a negotiated settlement in which the interests of all parties and individuals concerned will be taken into consideration. When there is a will there is a way.


miércoles, 22 de octubre de 2014

En venganza plantan una bandera argentina en el estudio del programa Top Gear de la BBC

 
Plantaron una bandera argentina en los estudios de la BBC como desagravio ante los hechos provocado por el presentador británico del programa Top Gear

Los británicos que provocaron a los ciudadanos argentinos de Tierra del Fuego haciendo alusión a  Malvinas sufrieron una revancha por parte de un grupo de ingleses: les plantaron una bandera argentina en los estudios.

A principios de mes, el equipo de filmación del programa arribó a la ciudad de Río Grande con tres autos deportivos, un Porsche 928 GT, un Mustang Mach y un Lotus Esprit V8, con los cuales recorrieron la Ruta Nacional N° 3 hasta la ciudad de Ushuaia.

El Porsche que manejaba el conductor y líder del programa, Jeremy Clarkson, estaba identificado con una chapa con los números y letras "H982 FKL", inscripción que se entendió como "una clara referencia a la guerra entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte".

Por su parte, el Mustang y el Lotus que completaban la delegación de autos con los cuales se grabaría el programa, tenían entre los caracteres de sus respectivas patentes "cifras similares a los caídos en cada uno de los bandos de la Guerra".


martes, 21 de octubre de 2014

Arzobispo del Reino Unido apoyó la lucha de Argentina por Malvinas y evocó a Francisco

 
Arzobispo del Reino Unido apoyó la lucha de Argentina por Malvinas y evocó a Francisco

La embajadora argentina Alicia Castro y las autoridades de Irlanda del Norte asistieron a una misa en la que el arzobispo Eamon Martin destacó el diálogo entre las naciones como la mejor manera de solucionar los conflictos y evitar las guerras.

El Arzobispo de Armagh y Cardenal Primado de Toda Irlanda, Eamon Martin, ofició una misa en la que apoyó las intenciones de paz y diálogo promovidas por el Papa Francisco.

En la ceremonia celebrada este sábado en la catedral católica de San Patricio en Armargh, Irlanda del Norte, el sacerdote instó al diálogo entre las naciones como camino de la política frente a la guerra. Entre la audiencia se encontraba la embajadora argentina ante el Reino Unido, Alicia Castro, quien fue la propulsora del encuentro, según destacó el propio arzobispo en su discurso. “Nos reunimos esta tarde para rezar por las intenciones universales del Papa Francisco, por la paz en el mundo y el diálogo entre las naciones. Le agradezco a Su Excelencia, la embajadora Alicia Castro, por impulsarnos a reunirnos de esta manera para honrar los deseos del Papa”, afirmó.

En ese sentido, Martin remarcó: “Las intenciones de diálogo y paz han estado cerca del corazón del Santo Padre desde su elección como Papa el año pasado. Él pide a menudo por la paz y la justicia y ya ha tomado medidas valientes para poner la atención sobre la inutilidad de la guerra y la manera en la que tantos chicos inocentes, mujeres y hombres ven sus vidas destrozadas en conflictos horribles alrededor del planeta”.

El oficio religioso contó también con la presencia del primer ministro adjunto Martin McGuinness, de la Lord Mayor de la ciudad, Cathy Rafferty, de parlamentarios de la Asamblea de Irlanda del Norte y miembros del cuerpo consular acreditado en Belfast. Todos ellos son importantes dirigentes del Sinn Féin, el partido político republicano que tiene como objetivo la reunificación de Irlanda y apoya los legítimos derechos de soberanía de la Argentina en las Islas Malvinas. Irlanda del Norte se creó en 1921 a partir de la partición de Irlanda en dos y es parte del Reino Unido encabezado por la reina Isabel II que comprende a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. El Sinn Féin y otras fuerzas políticas buscan la reunificación de Irlanda como estado soberano, fuera de la órbita del Reino Unido.

“Más cerca de casa”, sostuvo el arzobispo Martin, “quisiera rezar esta tarde por nuestros representantes que comienzan una nueva ronda de conversaciones como parte de nuestro continuo proceso de paz”. En lo que puede leerse como una exhortación para una solución pacífica de los conflictos tanto en Irlanda del Norte como en Malvinas, afirmó: “Va a ser necesario un liderazgo valiente y creativo para que las cosas salgan adelante, un liderazgo que tenga suficiente fe y compromiso en aras del bien común para mirar más allá de la próxima elección o de intereses puramente partidarios. Si nos seguimos cavando pozos a nosotros mismos, entonces corremos el riesgo de que se socave la capacidad de la política para resolver los problemas. Por eso es que pido y rezo por qué nuestros políticos tengan mentes abiertas y corazones generosos durante estas charlas, junto a nervios de acero y un discurso prudente”

Luego de la ceremonia religiosa, la embajadora Alicia Castro ofreció una cena a McGuinness, histórico líder del Sinn Féin, y otros dirigentes políticos de Irlanda del Norte durante la que se trataron temas de interés común. En junio de este año, la representante argentina ya se había reunido con las autoridades de ese partido de Irlanda del Norte que le manifestó su adhesión a la causa Malvinas.

viernes, 17 de octubre de 2014

Malvinas : Autodeterminación kelper vs Integridad territorial argentina


Malvinas : Autodeterminación kelper vs Integridad territorial argentina 

La mayoría de las constituciones políticas de América Latina estatuyen como principio fundamental la autodeterminación de los pueblos. Argentina no es la excepción. Sin embargo, a nivel supranormal, los intereses particulares no pueden nunca contraponerse a los del Estado, en tanto aquellos, a través del contrato social, le han conferido atribuciones y facultades únicas y exclusivas que le son inmanentes.

De ahí la irrelevancia de los resultados del plebiscito celebrado el 10 y 11 de marzo de 2013, convocado y promovido por el gobierno local de las Islas Malvinas –Falkland para británicos y locales–, a fin de que los pobladores tomasen el timonel de su futuro, atendiendo a la premisa de si deseaban o no que las Islas conservasen su estatus actual como Territorio de Ultramar del Reino Unido.

La Resolución 1514 (XV), recoge los dos principios rectores de los procesos descolonizadores. Uno de ellos establece que todos los pueblos son titulares del derecho a la libre determinación, y el otro, que todo intento de quebrantar la unidad territorial y nacional de un Estado es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas. La aplicación de tales principios debe ser analizada casuísticamente, puesto que una incorrecta aplicación de la libre determinación, bien podría conducir a la consolidación de un quebrantamiento a priori de la integridad del territorio de un Estado.

Argentina sostiene que las Islas Malvinas, en 1833, fueron ocupadas por la fuerza por el Reino Unido, y que tanto habitantes como autoridades fueron expulsados, siendo suplantados por una administración colonial y una población británica. Por tanto no se puede hablar de derecho de libre determinación de la población de las islas, sino que éstas deben reincorporarse al territorio argentino, por haberse violentado el principio de integridad territorial.

En consecuencia, la población actual de las islas no puede pretender ser un pueblo, y menos aun que le corresponda el ejercicio del derecho a la libre determinación. Se trata pues, de un derecho de los pueblos, no de los “pobladores” de un territorio. Ello presupone la inaplicabilidad absoluta del principio de libre determinación.

Al proclamarse la independencia de España, en aplicación del principio del uti possidetis iuris, Argentina heredó todos los territorios que anteriormente formaban parte de la colonia española, incluidas lógicamente las islas. La aplicación de principio de libre determinación de la población implicaría el quebrantamiento de su unidad nacional e integridad territorial, contraviniendo la Carta Fundamental Argentina.

A saber, el Título II de la Constitución Política vigente de la Argentina, en sus disposiciones transitorias, establece: “PRIMERA. La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

El hecho que se les pregunte a los habitantes de las Islas si quieren ser argentinos –aun en el caso que respondiesen que “no”–, en forma alguna significa que las islas dejen de pertenecer a la Argentina. Libertad es la facultad de hacer lo que el derecho permite: “libertas est potestas faciendi id quod iure licet”. Partiendo de este principio filosófico del derecho, es propio reconocer que el llamado derecho de los habitantes de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares circundantes, en todo caso es un derecho de orden privado, que yace bajo la tutela del derecho público que emana del Estado, y que, al estar reñida esta pseudo libertad con la integridad territorial, resulta inaplicable.

Pensar de forma distinta devela posiciones pro-colonialistas, al pretender desestimar y desconocer como condición sine qua non para que opere el principio de la libre determinación, la inquebrantabilidad de la integridad territorial.

http://www.elnuevodiario.com.ni/ 

martes, 14 de octubre de 2014

Contundente respuesta de la embajadora argentina en el Reino Unido al conductor de la BBC

Contundente respuesta de la embajadora argentina en el Reino Unido al conductor de la BBC

CRUCES POR LAS ISLAS. Alicia Castro, a cargo de la sede en Londres, publicó una nota en un medio local. Y rechazó las acusaciones por una supuesta agresión.

La saga por el conductor de TV británico que circuló por Tierra del Fuego con patentes que hacían referencia a Malvinas --y terminó siendo agredido, por la supuesta provocación-- escaló a nivel diplomático. Tanto, que Alicia Castro, embajador argentina en Londres, decidió publicar una nota en un medio local (The Independent) para cuestionar la versión de Jeremy Clarkson. Este es el texto completo, según la versión que distribuyó la sede diplomática.

"En el artículo que publicó Jeremy Clarkson en The Sunday Times  el  5 de octubre sobre su intento de filmar un episodio del programa Top Gear en el sur de Argentina, aseguró que su vida, y la de los integrantes de su equipo, estuvo en peligro.

Los estudiosos de los medios de comunicación seguramente se interesarían en analizar cómo este presentador de TV construye una historia. Para ello, comienza posicionándose en el escenario de la guerra que tuvo lugar hace 32 años y diciendo 'sabíamos que Ushuaia es el puerto del cual el Belgrano navegó hacia su funesto destino al comienzo de la guerra de las Malvinas', rememorando el dramático episodio del buque que fue hundido por orden de Margaret Thatcher, que desencadenó una guerra que debió haberse evitado. En caso de que alguien no advierta sus intenciones, termina su artículo citando el título del diario The Sun de 1982 'Gotcha' ('Te agarré'), lo que muestra claramente su particular sentido del humor y sus marcos de referencia políticos y culturales. 'La orden de Londres de hundir al Belgrano', remarcó el equipo del Sunday Times en su libro 'The Falklands War' (La guerra de Malvinas) publicado en1982, 'fue sin dudas la decisión más controvertida de la guerra' (p.157), la que provocó más de trescientas muertes.

El Sr. Clarkson llegó a Tierra del Fuego, a tan sólo 600 km de las Islas Malvinas, alardeando con un auto con patente H982 FKL, que recordaba el año y siglas del lugar de la guerra. Más tarde, intentó hacer creer que se trataba de una 'mera coincidencia' y que no tenía intención de provocar.

Sin embargo, esta no es la primera vez que el Sr. Clarkson ofende al país que lo recibe, habiendo hecho lo mismo en la India, Corea del Sur y México. Ha sido acusado y criticado por el público, los entes reguladores y la prensa de su país por sus dichos, que van desde comentarios racistas y homofóbicos a burlas xenófobas dirigidas a otras culturas. Una simple búsqueda en Internet arroja al menos 20 incidentes en los cuales Clarkson ha ofendido a alguien.

El animador televisivo, en su nota tiulada 'Make no mistake, lives were at risk' ('No se equivoquen, hubo vidas en peligro') construye un relato desmesurado. Describe haber sido emboscado por una horda armada con 'picos'. Más tarde, cambiando de género narrativo, crea otra escena: Clarkson afirma que una multitud intentó quemar los autos de su equipo -lo que entiendo no sucedió- y llega a afirmar que 'alguien dijo que iban a asarnos y comernos'. La imaginación colonialista del Sr. Clarkson es muy prolífica: nunca hubo canibalismo en la Argentina. Comemos, eso sí, mucha carne vacuna, pero nunca nos hemos comido a un periodista.

Cuando alguna gente de la comunidad local se reunió espontáneamente para repudiar la conducta del Sr. Clarkson, las autoridades locales intercedieron de inmediato para garantizar su seguridad y la de su equipo, proveyendo medios de transporte, plazas en un vuelo a Buenos Aires, y gestiones especiales para facilitar el cruce de la frontera hacia Chile.

Al concluir su historia destinada a presentar a los argentinos como salvajes, y sin reconocer la seguridad provista por el gobierno de Tierra del Fuego, Clarkson reflexiona sobre las razones que pueden haber causado las protestas. Razona que los problemas no tuvieron relación alguna con su provocación, sino que, en realidad, se debieron a otras causas: 'We were English...' ('Éramos ingleses…') concluye. Ignora, por lo visto, que hay 250.000 británicos y descendientes de británicos que viven felizmente en la Argentina y gozan del respeto y la amistad de toda la sociedad. Desconoce que justamente en la Patagonia argentina, a escasos kilómetros de donde él se encontraba, vive una comunidad de 70.000 galeses que hablan su idioma, conservan su identidad y cuyo asentamiento cumple 150 años que celebraremos en conjunto el próximo año.
También pretende ignorar que  hace pocos meses un equipo de la Unidad de Historia Natural de la BBC estuvo filmando en la Patagonia durante doce días, a propósito de un importante hallazgo fósil y fue muy bien recibido por toda la comunidad local. Su siniestra versión de los hechos no llegará a desalentar a los miles de turistas británicos que llegan cada año hasta el fin del mundo para visitar la Patagonia -desde Darwin y Chatwin hasta nuestros días- a disfrutar de nuestra naturaleza y de la típica hospitalidad argentina.

Tal vez sea demasiado pedir a quien se dedica a producir espectáculos, que no fabrique un cuento de terror o una historia de aventuras para hacerse publicidad y ganar rating. Pero apelamos a los medios de comunicación que la difunden, que tengan en cuenta que las históricas relaciones y lazos de amistad entre la Argentina y el Reino Unido nos brindan la oportunidad  de promover un diálogo respetuoso entre nuestros pueblos y Naciones.

La Argentina reclama diálogo, junto a toda la comunidad internacional, para resolver la controversia de soberanía de las Islas Malvinas por medios pacíficos y diplomáticos. El conflicto en el Atlántico Sur, y en especial, la memoria de los caídos en  la guerra, de ambos bandos, no merecen la burla  maliciosa sino nuestra consideración y respeto".

La firma Alicia Castro, embajador argentina ante el Reino Unido.

http://www.clarin.com/ 

lunes, 13 de octubre de 2014

Grupo mapuche se adjudicó el ataque a un refugio de Bariloche



Grupo mapuche se adjudicó el ataque a un refugio dentro del parque Nahuel Huapi

La cabaña fue incendiada por encapuchados que ataron al cuidador y a su novia

SAN CARLOS DE BARILOCHE.-Tras un atentado reivindicado por un grupo mapuche autodenominado Puel Mapu, quedó reducido a cenizas un refugio de montaña del Valle del Challhuaco, en el Parque Nacional Nahuel Huapi, a 20 kilómetros del centro de esta ciudad.

El hecho, que no tiene precedente en esta ciudad, aunque sí en poblaciones vecinas de Chile, es investigado por la Gendarmería. La denuncia fue realizada por las autoridades del parque nacional, que mantienen reserva sobre el caso, al igual que el Club Andino Bariloche, propietario del refugio Neumeyer, construido en 1971 en territorio del área protegida.

Ayer, el panorama en el lugar era desolador. En medio de un bosque de coihues que habitualmente recibe residentes y turistas que realizan un circuito corto de trekking, se veían las chapas retorcidas, vidrios estallados, maderas reducidas a cenizas y elementos del interior del refugio carbonizados. A unos 50 metros, un depósito que hacía las veces de leñera quedó destruido, con el esqueleto de una motocicleta en su interior; a unos 200 metros, más allá de un puente de madera sobre un arroyo, yacía una retroexcavadora incinerada.

En ese lugar, los brigadistas encontraron panfletos firmados por el Movimiento Mapuche Puel Mapu, en los que se reivindicaba el reclamo mapuche de restitución del territorio y el rechazo a la actividad minera, petrolera y a la "explotación capitalista" de esa tierra, que consideran ancestral.

El hecho coincidió con el Día del Respeto a la Diversidad Cultural y a un día de que el pueblo mapuche celebrara "el último día de libertad de los pueblos originarios".

Según relató de una trabajadora del lugar, cinco hombres encapuchados y armados sorprendieron ayer, aproximadamente a las 6, al encargado del refugio, que dormía en la cabaña con su pareja.

"Entraron a punta de pistola, encapuchados, y cuando los hicieron salir les quitaron los celulares; ya habían prendido fuego la leñera", relató aquella empleada, que tuvo diálogo directo con los afectados.

Otras fuentes coincidieron en el relato y señalaron que el encargado y su novia fueron atados a un árbol en la zona boscosa que rodea el refugio, y que cuando se pudieron desatar corrieron por el camino de ripio hasta la ruta 40 Sur, ubicada a unos 15 kilómetros, para pedir ayuda y llamar al servicio de Incendios, Comunicaciones y Emergencias (ICE) del Parque Nacional Nahuel Huapi.

Pedro Curuhual, jefe del ICE, confirmó que se recibió el aviso a las 8.30, informando un principio de incendio forestal, pero que cuando llegaron los brigadistas se encontraron con que el fuego ya había consumido el refugio, la leñera y una retroexcavadora que estaba alejada del edificio quemado.

Damián Mujica, intendente del parque Nahuel Huapi, confirmó que hay "indicios y comentarios de que podrían haber prendido el fuego de manera intencional" y que la institución presentó la denuncia ante la Gendarmería "para que se investigue cómo se inició".

También desde el Club Andino fueron cautos: "Es muy reciente, no podemos hacer una evaluación de lo que pasó", respondió a Juan Pablo Ordóñez, de la comisión directiva de la entidad.

La zona del Valle del Challhuaco, que forma parte de la reserva del Parque Nacional Nahuel Huapi, es objeto de disputa de la comunidad mapuche Maliqueo, que reside a escasos metros del refugio.

¿Quiénes son los mapuches?

¿Quiénes son los mapuches? ¿Qué diferencia hay entre los mapuches, los tehuelches y los ranqueles? ¿Es cierto que los mapuches fueron pobladores originarios del territorio argentino, y por lo tanto deberíamos devolverles sus tierras, así como los ingleses deberían devolvernos las Malvinas?

Intentaremos responder a estas preguntas con un vistazo rápido al pensamiento de Rodolfo Casamiquela, antropólogo y paleontólogo argentino nacido en Ingeniero Jacobacci (Río Negro, 1932) y fallecido en 2008. Es célebre por su descubrimiento del Pisanosaurus Mertii y sus estudios sobre antropología de La Pampa y la Patagonia.

"Los pueblos originarios: el poblamiento indígena de la Patagonia es todavía tan impreciso como la propia región. Hoy no queda un solo tehuelche puro: la lengua tehuelche del norte se extinguió en 1960 y queda una decena de hablantes de la lengua sureña. Unos 250.000 parlantes de araucano en Chile y 20.000 en la Argentina, seguramente todos ellos mestizos de blanco e indio.

"Los tehuelches como unidad somática mostraban rasgos de alta estatura y gran corpulencia -que precisamente alimentaron el mito de los "gigantes patagones"- más la morfología y robustez del cráneo, dolicocéfalo: o sea alargado, como en todos los biotipos antiguos de América. Con ellos, los antropólogos físicos clásicos distinguieron la ´raza Patagónica o Pámpida'".

Casamiquela, frecuentemente escrachado por activistas mapuches, afirma que ellos no tienen interés en la cultura indigenista, sino que son más bien "piqueteros". Siempre luchó por salvar del olvido la lengua del pueblo tehuelche. Esto le preocupaba más que los escraches. "Si se definen como mapuches, son chilenos, y si son chilenos, no tienen derecho sobre la tierra argentina".

"Empecé a estudiar esto a los 14 años. Me fui a Buenos Aires y un día, en la Biblioteca Nacional, empecé a leer mapuche, sin saber que en mi pueblo (Ingeniero Jacobacci) la mitad de los chicos hablaba esa lengua, porque entonces ellos ocultaban su origen. Ni los maestros lo sabían. Entonces, cuando volví, fue una grata sorpresa descubrir que los peones que enfardaban la lana en una casa comercial, donde trabajaba mi padre, eran de origen indígena. Con ellos pasé un verano fantástico, porque empecé a anotar las primeras cosas sobre su idioma. A los 16 años, siempre acompañado por los indígenas, ya estaba haciendo el primer museo referido a su historia.

"He conocido a cientos de indígenas y a todos los hablantes de tehuelche de la Patagonia. Aprendí que primero vino el mundo tehuelche paleolítico, muy antiguo. Los antepasados de sus antepasados se remontan a 10 mil ó 12 mil años y evolucionaron en la Patagonia. Mucho después de la llegada de los españoles, alrededor del 1600, el caballo permite que los tehuelches copen todo el ámbito pampeano y Neuquén. Al mismo tiempo empieza la mapuchización. Existen grandes diferencias entre unos y otros.

"Los gigantes patagones no son una fantasía, sino los tehuelches reales, que alcanzaban casi los dos metros de altura y una corpulencia de 150 kilos, de tez oscura y ojos asiáticos, que vivían de la caza y se vestían con pieles. Los araucanos o mapuches, en cambio, son una gente de raza mediana, cultivadores al modo andino, que tenían casas de madera y paja y trabajaban en forma maravillosa el tejido y la platería; ellos tenían una trayectoria cultural superior, que los tehuelches imitaron.

"Con la llegada de la religión y la onomástica se va produciendo una transformación en la lengua. Los caciques tehuelches, en el norte de la Patagonia, empezaron a hablar mapuche. Pero las mujeres siguieron hablando tehuelche. Incluso algunas familias saltaron del tehuelche al castellano, sin pasar por el mapuche. Hubo un sincretismo religioso y lo tehuelche se mapuchizó. Pero el mapuche, como pueblo. estaba del otro lado de la Cordillera: en Chile.

"Hoy hay descendientes vivos de grandes caciques tehuelches. Sólo son algunas familias, los otros son descendientes de mapuches. Los Catriel, los Cual, los Curiñanco. Los Ñanco, por ejemplo, son descendientes de Sacamata, uno de los caciques más serios del norte de la Patagonia, nacido entre 1870 y 1880. Uno de mis maestros fue quien salvó la lengua tehuelche, ya que era el último que la hablaba. Se llamaba José María Cual, que en tehuelche quiere decir cuello. Él murió en 1960, a los 90 años. Cuando lo conocí, yo era un muchacho y él estaba ciego. Durante muchos años nos dedicamos a la lengua tehuelche y por él quiero rendirle el mayor homenaje a este pueblo, descendiente de los habitantes más antiguos de América.

"Un día juré rendir tributo a esta nación única, salvando lo que se pudiera. Estoy solo en esto. Los descendientes no estudian a sus antepasados, porque eso significaría leer a los blancos y hay una especie de rechazo, una negación, que es como hacerse trampa en el solitario de la vida. No se puede avanzar. Entonces soy un maestro ciruela, vale decir un científico, que dice la historia como la cuenta la antropología. No hago concesiones de tipo demagógico. Por ello, si digo que acá no había ningún mapuche en 1865 y que recién llegaron en 1890, digo lo que es la historia, no lo invento. Sólo que otros callan. Entonces soy el malo.
"Pero los que me escrachan no son indigenistas en el sentido cultural, sino piqueteros. Son políticos.

"Todo esto es un pretexto. Hay que pensar qué buscan. Si se definen como mapuches son chilenos, y si son chilenos no tienen derecho sobre la tierra de la Argentina. Esta es la clave. Entonces, como yo explico que son chilenos, vengo a ser el enemigo. Cualquier chileno sabe que los mapuches son de Chile. Los líderes también lo saben. La juventud, no. El 99 por ciento de los que se definen como mapuches son, en realidad, de origen tehuelche. Pero se han dado muchas confusiones por la lengua o el apellido. Así se va perdiendo la identidad.

"Ocurre que la palabra mapuche es muy atractiva. Quiere decir gente de la tierra. Si se usa como símbolo es correcto. Yo también soy gente de la tierra. En 1960, como un homenaje, el Primer Congreso del Área Araucana Argentina propuso que a los araucanos se les dijera mapuches, como en Chile.

"¿Pueblos originarios? En 1816 no había mapuches en Argentina. Los primeros se radican en la Pampa en 1820. En 1890, al sur del Limay y el Negro, los primeros pobladores de origen chileno fueron los mapuches y los chilotes. Hay que distinguir muy sutilmente en todo este asunto.

"La pérdida de identidad es terrible. Los nietos de mis maestros, que sabían lo que eran, hoy se creen todos mapuches. Es decir, el abuelo era tehuelche puro, pero el nieto es mapuche. Entonces, la Patagonia perdió su identidad. Esta es tierra de aluviones, porque todos los días llega gente desde otros lugares".

Las afirmaciones de Casamiquela han sido simplificadas para su mejor comprensión. Pero así pensó hasta el fin. El toldo portátil -acotamos- es una creación del nomadismo plasmada por la fusión de mapuches y tehuelches. Otras denominaciones históricas como pampas o serranos corresponden a una localización geográfica. Por lo demás, los tehuelches no llamaban así a su propia etnia, sino gunnuna-kena o aoniken: el nombre que le daban los araucanos quedó en la historia, como aquello de "puel-ches". Gente del Este...¡Vista desde Chile!

El Estado Mapuche: la maniobra británica para dividir la Patagonia  
        
Creación del Estado Mapuche en San Luis

Por Víctor Eduardo Vital, Veterano de Guerra de Malvinas

Una de las organizaciones indigenistas mas importante y activa es la de los mapuches, cuya sede está en la Ciudad de Bristol, Inglaterra. La comisión directiva del comité exterior Mapuche está integrada por 17 miembros, donde figura un tal Reynaldo Mariqueo, supuestamente araucano y todos los demás apellidos son de origen anglosajón.

Esta organización es promovida y financiada por Inglaterra a través de sus embajadas, tanto en Chile como en Buenos Aires.

Esta comisión pretende que las comunidades indígenas sean autónomas, que dispongan de amplios territorios propios, y cuando esto sea logrado, pedirán ante la O.N.U, en virtud de un artículo que está vigente en ese organismo - Libre Autodeterminación de los Pueblos-, para poder así crear un estado dentro de otros estados, tanto en la Argentina como en Chile. El proceso desintegrador es real y ya comenzó con los campos, hoteles, escuelas e inclusive capillas tomadas por activistas, en el área que se pretende crear el estado mapuche en la zona cordillerana de Neuquén y Río Negro.

De hecho, mediante el Tratado Minero Argentino-Chileno (ley 25.243 del 23/03/2000) ya se creó un estado virtual en toda la Cordillera, definido como “Área de Operaciones”, gobernado por una Comisión Administradora –poder ejecutivo propio- financiado y dependiente de empresas mineras trasnacionales de la corona británica. A su vez, mediante un Reglamento Interno –una suerte de constitución- que ella misma se crea y modifica de acuerdo a las necesidades de las empresas, se desconocen las leyes tanto argentinas como las chilenas. En definitiva, ya es como si “fuese otro país”.

La trampa está en que cada vez que se necesita modificar el Tratado para adecuarse a las necesidades de las empresas, la Comisión Admistradora lo realiza mediante el Art 18, inc.b. "Desarrollar las acciones perinentes conducentes a la suscripción de los Protocolos Adicionales Específicos en los negocios mineros que así lo requieran". Y si esto no es suficiente, las empresas mineras operan a través del Art. 19, 20 y 21 que mediante Protocolos Adicionales se adicionan al Tratado. Por lo tanto en cuanto al texto de la ley, mediante estos artículos las empresas modifican y adecuan el Tratado a sus necesidades. Ya lo hicieron para garantizar poder llevar el agua de un país a otro.

Ellos se llevan el oro, la plata, el cobre, etc, se llevan todo sin pagar un peso, contaminando las aguas de los ríos y los glaciares Estas mineras están reemplazando al Estado Argentino, entregando dinero a municipios, universidades, tanto estatales como privadas, ONG, becan a alumnos, apoyan a mini emprendimientos regionales que están cerca de sus empresas con el propósito de comprar conciencias y crear dependencia.
Con la creación del Estado Mapuche perderíamos, no sólo el territorio y los minerales, que de hecho ya lo estamos perdiendo, sino el agua potable de los glaciares, las vertientes que nacen en las altas cumbres, y que en el futuro tendríamos que comprarles el agua que ahora es nuestra.

El uso del término “Mapuche” y las falsas reivindicaciones de estos, son maniobras disolventes y disgregantes hacia el Estado Argentino, porque todos los aborígenes tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones que cualquier habitante de la Nación Argentina.

Los araucanos hoy denominados “mapuches”, empezaron a llegar desde Chile en el sigloXVII, este proceso se conoce como Araucanización de la Pampa, fue una invasión cultural, acompañada de una invasión armada. En 1830 llega desde Chile el cacique Calfucurá, quien pidió una gran reunión de todos los caciques y pueblos indígenas de la región, la mayoría aceptaron, cuando esta se lleva a cabo, Calfucurá los embriaga y los asesina a todos!, llegando casi al exterminio de nuestros puelches, tehuelches, ranqueles, pampas y demás pueblos, quedando dueño absoluto de toda la región. Por todas estas artimañas se lo denominó “el Zorro del Desierto”.

Los araucanos contaban con fusiles Rémington que los ingleses les vendían del otro lado de la cordillera a cambio de yegüarizos, vacas y todas las cosas de valor que en sus malones podían robar. Ni Rosas, ni Roca, ni ningún historiador o autor clásico como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla y Manuel Prado, ¡jamás mencionaron al pueblo mapuche!, tampoco está escrito en los libros de historia de las provincias donde ellos azotaban, por lo tanto no son un pueblo originario de la Argentina.

¿Entonces por qué a los araucanos y demás pueblos indígenas, se lo quiere denominar mapuche? La razón es que quieren englobar a todos los pueblos aborígenes en uno solo, “los mapuches”, así poder abarcar más territorio para la supuesta nueva Nación Mapuche.

Esta es la historia del peligroso malón británico que actúa en las sombras, es un verdadero “British Malon”, un malón que nos quiere desintegrar y robar parte de nuestra Patria creando un estado dentro del Estado Argentino. ¿Cómo lo quieren crear? Presionando, extorsionando, comprando a nuestros gobernantes, nacionales y provinciales y a toda persona que se oponga a este siniestro plan. Este plan es que se viole constantemente la Constitución Nacional hasta que esta ya no tenga validez, destrucción de las fuerzas armadas para cuando ellos invadan no haya ningún foco de resistencia, fomentar la droga hasta que la delincuencia sea incontrolable, corrupción y caos generalizado, entonces será para ellos el momento oportuno para invadir nuestro país, por parte de la O.N.U u otra fuerza, para pacificar, ordenar, y así poder crear el Estado Mapuche, que será en realidad un Estado Inglés.

Es preciso comenzar a desbaratar este plan y mentira infame, llevada a cabo por estos políticos traidores, periodistas, profesores, catedráticos, todos bien pagos por el sistema, y poder aclarar a todas aquellas personas de buena voluntad que han sido engañados y que tiene el propósito de destruir la identidad nacional e integridad territorial de la Nación Argentina.

Aquí está la lista de los Mapuches rubios que tiene su sede en la ciudad de Bristol (Inglaterra):
WWW,MAPUCHE-NATION.ORG
Reinaldo Maniqueo. Secretario General. Nina Dean. Asistente Secretario General Gerald Confer. Tesorero Colette Linehan. Administradora Madeline Stanley. Coordinadora de Voluntarios Equipo Legal
Andrea Rubio. (Licenciada en Derecho) James Watson, Nancy Gallou. Coordinadora de Grecia Coordinadores Unión Europea Bárbara Chambers.
Editora del sitio Sep MO¨F Traductores Madeline Stanley. Coordinadora
Katty Brickley, Kitty McCarthy, Heidi Walter Sabine, Patrolin Laetitia, Le Cordier
Anna Harvey, BarbaraChambers.
San Luis participa activamente en la creación del pretendido Estado Mapuche.
Lema de la provincia “San Luis otro País”.

Con la creación en el sur provincial del municipio del “Pueblo Nación Ranquel” (denominarlo Nación es gravísimo y se encuadra en la figura de Traición a la Patria) y al norte, mediante la expropiación de territorios, incluyendo el Parque Nacional las Quijadas para el supuesto Pueblo Huarpe, se crea un antecedente jurídico e institucional nacional para la creación y reconocimiento del pretendido estado mapuche ante los organismos internacionales.

Esta operación provincial mapuche es coordinada por el Vicegobernador Dr. Jorge Pellegrini, quien en la década del 80 realizó en la Provincia de Rió Negro la película Gerónima, donde se expone y promueve el resentimiento, la lucha y división, para reivindicar la creación del estado Mapuche.

Hace unos pocos años, el sociólogo y politólogo Carlos Escudé en presencia de más de dos mil docentes y del entonces Gobernador Adolfo Rodríguez Saá decía: “si la Nación Argentina es inviable, la Provincia de San Luis se podría anexar a la República de Chile, que es un país eficiente”, haciendo público los planes que los Rodríguez Saá motorizaban en las sombras y en silencio.

Con la creación de la central tecnológica de la Universidad de la Punta y la antena multifunción que se instalará para centralizar Internet, teléfonos, televisión aérea y por cable y la implementación obligatoria de la cédula digital provincial, el gobierno nuevamente hará punta a nivel nacional de los planes para el control social poblacional. La Central Tecnológica va a tener la información personal de cada habitante de la provincia.

Todo trámite necesitará de la cédula magnética, que será requisito obligatorio y donde figurará que tenga pagados todos los impuestos provinciales y municipales. A los trabajadores del Estado ya les vendrá descontado del sueldo. También se necesitará dicha cédula para inscribir a los niños en las escuelas, donde se le exigirá que los niños tengan aplicadas todas las vacunas. Aquí entra otro factor: los Laboratorios Puntanos, donde se crearán vacunas y remedios con sustancias nocivas para el ser humano, por ejemplo sustancias que dejen estéril a nuestros niños; estas políticas son financiadas por los países centrales para el control de natalidad y poblacional.

Trás la digitalización de la educación, se esconde el verdadero plan demoníaco de los Rodríguez Saá, que es dejar al docente como simple auxiliar de las computadoras, mientras que los valores, la currícula y la enseñanza de nuestros niños en manos de anónimos y digitales “especialistas” de esta contracultura perversa y materialista.

http://www.lanacion.com.ar/
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http://www.malvinense.com.ar/ 

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