Los piratas británicos y los recursos en el Atlántico Sur
Por Nicolás Roberto Juarez Campos
1.- Para entender
la “desmalvinización” hay que tomar conciencia de los móviles políticos,
geopolíticos, económicos y energéticos que la Pérfida Albión - conducida por la
Sra. Thatcher – consideró a la hora de invadir las islas luego de
reconquistadas por la Argentina en 1982.
La Argentina se posesionó de las Islas como heredera de
España y en 1823 el gobierno de Buenos Aires designó Gobernador de las mismas a
Don Pablo Areguati. El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, suscripto
entre la Argentina y Gran Bretaña en 1828, no contiene ninguna reserva de este
país sobre las Malvinas. O sea, los ingleses se encuentran en nuestras islas
por un acto de fuerza, arbitrario y unilateral, pues nunca habían poseído la
totalidad del Archipiélago antes de 1833.-
Al constituirse la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), el gobierno inglés registró las islas como “territorio sin gobierno
propio, bajo administración británica”, reconociendo su status colonial,
anotándola dentro de la lista de territorios no autónomos que se obligaba a
descolonizar. El 14 de diciembre de 1960, en las Naciones Unidas se aprobó la
Resolución 1514, denominada “Declaración sobre la concesión de la Independencia
a los países y pueblos coloniales” que constituyó un hito histórico en materia
de descolonización.-
A partir de esta Resolución la cancillería argentina
inició una acción diplomática tendiente a obtener el restablecimiento de la
unidad territorial argentina, oponiéndose a todo intento que, por vía de
autodeterminación de los colonos, se propusiera una independencia o cualquier
otro solución constitucional que convalidara el despojo, procurando el dictado
de alguna resolución que allanase el camino.-
El principio de la “integridad territorial” sobre el de
la “autodeterminación de la población” ha sido siempre un argumento esencial en
la tesis diplomática argentina. Venezuela en solidaridad suramericana señalo en
tal oportunidad, que se trataba más bien
de un “territorio colonial” que de un “pueblo colonial”, en alusión al
argumento británico.-
En noviembre de 1965, la Resolución Nº 2065 de Naciones
Unidas, primera referida a Malvinas, reconoció “la existencia de una disputa
entre los gobiernos del Reino Unido y la Argentina acerca de la soberanía sobre
las Islas Malvinas, invitando a los gobiernos a proseguir las negociaciones a
fin de encontrar una solución pacífica al problema…””… Que las partes deben
tener en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las Naciones
Unidas, así como los intereses de la población de las Islas Malvinas”. Con esta
resolución el derecho de los pobladores de las islas a la autodeterminación
quedo descartado. Inglaterra no tenía ni derecho ni obligación de consultar los
deseos de esa población. Triunfaba el principio de la “integridad territorial”.
El gobierno de Londres se avino por primera vez a negociar con Argentina, en un
marco de referencia jurídico y político.-
2.-En la IV Conferencia Cumbre de Países No Alineados, realizada en Argel en 1973, el Gral.Juan D. Perón había dicho: “…En lo que a política internacional se
refiere,…sostenemos desde el instante mismo del nacimiento del justicialismo..
la defensa integral de la soberanía nacional en todo nuestro territorio y
especialmente sobre la Antártida Argentina, las Islas Malvinas y sus islas
dependientes…”Cada uno en su casa y Dios en la de todos”..”.-
A partir de la resolución 2065, Gran Bretaña comenzó a
alegar que el compromiso asumido de descolonizar las islas, no la obligaba
necesariamente a reconocer la soberanía argentina sobre el archipiélago, pues
“existen otros mecanismos de descolonización” como declarar la independencia o
formar un territorio autónomo, regido por las dos naciones, como en algún
momento lo sugirió el Foreign Office. Un nuevo factor entorpecía las
negociaciones y explicaba el interés británico por la independencia de los
isleños: los recursos naturales de Malvinas.-
Cuando Martínez de Hoz visitó Londres en 1976 y advirtió
el interés de las petroleras por explorar el sur del mar atlántico, sugirió un
principio de acuerdo con Gran Bretaña como incentivo de los negocios entre los
dos países. El interés internacional y británico por los hidrocarburos en la
zona austral databa desde comienzos de la misma década y ya para 1975 varias compañías petroleras
estaban más que interesadas en el off- shore malvinense.-
Los ávidos empresarios habían leído el informe geológico
de la Universidad de Birmingham que demostraba la existencia de “rocas fuente
de petróleo en el área” y advertía las dificultades de explotación y desarrollo
sin la participación de la Argentina. Uno de los integrantes de la misión era
el diputado laboralista y geólogo Colin
Phipps, asesor petrolero de Thatcher, que no solo estuvo presente cuando la
Dama de Hierro decidió declarar la guerra a la Argentina, sino que fundó Desire
Petroleum, operadora que obtuvo las primeras licencias otorgadas ilegítimamente
por los kelpers y actualmente perfora en la promisoria área Liz de la Cuenca
Norte.-
Las conclusiones de las misiones científicas inglesas de
la década del 70, la encabezada por Lord Shackleton (1976) y la de Nicholas
Ridley (1979), eran coincidentes con el Informe Phipps, en cuanto a las
implicancias negativas que acarrearía la independencia de las Malvinas ante el
drástico panorama económico-social. Para detener la despoblación de las islas,
y la migración de los jóvenes a Australia y Nueva Zelanda era necesario un
acuerdo con Argentina.
El informe Shackleton concluía: “...Un tesoro inmenso,
compuesto de proteínas, gas natural y petróleo podría ocultarse en la zona que
rodea a las Islas Malvinas ocupadas por Gran Bretaña y reclamadas por la
Argentina, en el Atlántico Austral…”. Enfatizaba la “ni las proteínas ni el
petróleo, ni el gas serán aprovechados, a menos que Gran Bretaña obtenga la
cooperación financiera de la Argentina…”.-
El informe Ridley/Carrington le propone a Thatcher que la mejor solución para satisfacer los
objetivos del gobierno y los deseos de los isleños sería la del
“arrendamiento”, por el grave riesgo de que Argentina recurriera a la acción
militar directa.
Cuando Ridley presentó su propuesta ante la Cámara de los
Comunes, conservadores y laboristas lo abuchearon. La derrota obedecía al lobby
implementado por el Falkland Islands Committe (Comité kelper), que en los días
posteriores declaró en fallo unánime el congelamiento de las negociaciones y
orquestó un escándalo en el Parlamento inglés con el objetivo de arruinar la
negociación por la soberanía con la Argentina. El gobierno inglés abandonó la
tesis de negociar con los intereses de los isleños en mente y se abocaría sólo
a cumplir sus “deseos”.-
En 1976 se agregó la propuesta de la Dictadura argentina
conocida con el nombre de “Administración Conjunta”, por la cual el Presidente
argentino y su Majestad Británica serían administradores conjuntos durante 8
años, al término de los cuales la Argentina asumiría el gobierno total de las
Malvinas.-
La misión de Ted Rowlands reflejó la derrota diplomática
en la que se hallaba Inglaterra, pues proponía a los isleños la figura del
“arrendamiento”, que implicaba el reconocimiento previo de la soberanía
argentina. Agregaba “las islas son militarmente indefendibles, excepto a través
de una inversión costosa e inaceptable..”. La razón de las dilaciones fue
publicitada por el Daily Telegraph: un artículo en el que la CIA estimaba que
las reservas de la cuenca malvinense triplicaban las del Mar del Norte. La
negativa a una salida consensuada por parte de los ingleses crecía
proporcionalmente a los suculentos hallazgos petrolíferos. Muchos políticos e
investigadores argentinos sostienen que la opción del “arrendamiento”- que
nunca había sido expresada en las conversaciones oficiales- se arruinó con el desembarco argentino del 2
de abril.
El Informe de
inteligencia de Lord Franks, elaborado para la Dama de Hierro una vez concluido el
conflicto, con el objetivo de encontrar las causas por las cuales Inglaterra no
previó el desembarco, sostuvo que la estrategia británico-kelper consistía en
“dar preeminencia desde los inicios de las negociaciones a los “deseos” de los
isleños”, verdaderos “colonos británicos” en las islas.-
3.- Es que de 1977 a mayo de 1982, los británicos habían
logrado instalar la cuestión de los “deseos” de los isleños en las
negociaciones bilaterales (es decir los kelpers como una tercera parte en la
disputa). Las bases que imposibilitarían la concreción de un acuerdo razonable
estaban sembradas. Inglaterra sabía muy bien que ni la Argentina ni las
Naciones Unidas habrían de aceptar la inclusión “kelper”. Su estrategia
apuntaba al congelamiento de las negociaciones, pues pretendía que Argentina
admitiera, siquiera en forma tácita o implícita, que los deseos de la población
debían ser consultados, “cualquiera fuera la redacción que se diera al párrafo,
Gran Bretaña habría ganado el pleito para siempre”.-
Nicanor Costa Méndez en su libro “Malvinas. Ésta es la
Historia” afirma: “…Los británicos, cuando advirtieron las consecuencias de las
expresiones utilizadas en la redacción de la Resolución 2065 se lanzaron
desesperadamente a la búsqueda de su modificación..Nunca abandonaron ese
propósito…Algunos no advierten…la diferencia, técnica en apariencia, decisiva,
absolutamente decisiva en cuanto al fondo, que separa la ponderación y respeto
de los “intereses”, de la subordinación de los términos de la solución a los
“deseos”….”.-
Sin embargo en la Isla Diego García del Océano Índico, a
los británicos no les importó la autodeterminación de sus habitantes. En 1965 y
a cambio de su independencia, Gran Bretaña compró a su colonia Mauritanía las
islas del Archipiélago de Chagos por la suma de 3 millones de libras, en franca
violación a la Resolución 1514 de la ONU. El archipiélago paso a denominarse
Territorio Británico del Océano Índico (TBOI) y en 1966 fue arrendado por 50
años con un adicional de 20 más a los Estados Unidos para la instalación de una
poderosa base militar.-
La adquisición de Chagos por parte de la corona convirtió
a los 2000 nativos en súbditos de la
reina de Inglaterra, pero como EEUU impuso la condición de recibir el
archipiélago despoblado, los nativos devinieron un estorbo y fueron expulsados
masivamente. La población nativa- originaria y no trasplantada como los
kelpers- habitaba las islas desde hacía más de 200 años al momento de la
operación de compra. Los “deseos” de los habitantes de Chagos jamás fueron
considerados. Este relato histórico evidencia la hipocresía británica.-
Con el rechazo del informe Ridley, Inglaterra descartó
definitivamente la posibilidad de acordar con Argentina. Los “deseos” kelper
habían triunfado.
El principal causante de la tensión que desembocó en la guerra fué el Falklands Islands Committee
o grupo de presión de las islas Falkland, conformado por los directivos y
dueños de la única compañía monopólica de las islas: la Farkland Islands
Company (FIC). A partir de 1973 el comité pasó a llamarse United Kingdom
Falkland Islands Defense Comitee.- Creado en Londres en 1968 por un influyente
abogado y ex funcionario de Estado, William Hunter Christie, con altísimas
conexiones políticas y grandes recursos económicos, siempre aspiró a la
consolidación del Imperio Británico en el Atlántico Sur y tiene interés
especial en el desarrollo de la campaña antártica inglesa a través de los
directivos del British Antarctic Survey (BAS).
Este grupo no fue acusado de iniciar la guerra, pero se
lo tendría que haber hecho si en la Argentina no hubiese primado la
desmalvinización que no permitió enfocar el esfuerzo de la posguerra en la
democracia.
Otros aliados del Grupo de Presión fueron los intereses
políticos y económicos de la industria naval británica, la Royal Navy y del
BAS, amenazados con recortes presupuestarios. Debido a la crisis económica
inglesa de 1981, la primer ministro Thatcher adoptó decisiones repudiadas por
su propio partido: reducir considerablemente la Armada Británica (incluyendo su
portaaviones HMS Invencible que fue vendido a Australia), retirar en forma
permanente al BAS de las Georgias del Sur y retirar al HMS Endurance de las
Falklands, junto a sus dos buques de apoyo y sin reemplazarlos.
El Grupo de Presión, ahora ampliado por comunes
intereses, consideró que el tiempo se les estaba acabando porque después de
mayo de 1982 no podrían recuperar la presencia perdida en el Atlántico Sur. El
grupo se propuso que cualquier movida británica diplomática no solo estuviese
en función de la autodeterminación de los isleños – sin contacto con la
Argentina-, sino también en fortalecer ( en vez de debilitar) la presencia
militar y científica de Inglaterra en los mares australes. Todo ello debía
lograrse “antes” del retiro anunciado de las fuerzas navales y científicas de
la zona de Malvinas y Georgias.
El contrato con el chatarrero Davidoff en Georgias
apareció como una piedra en el zapato del Grupo de Presión, porque su
renovación legal 1981/1984, significaba que desde mayo del ’82 la única
presencia en ese territorio isleño sería argentina, al irse el BAS y no contar Las Georgias con
logística de apoyo desde Malvinas. El orquestado conflicto fue utilizado por el
Comitee (el 23/3/1982) para forzar al gobierno de la Thatcher a renunciar a
toda negociación futura con Argentina y revertir la política de dejar a las
islas sin buques y sin estación científica.-
Jamás se imaginó el Comitee que la Argentina reaccionaría a esta agresión
con la recuperación de las Malvinas. Eso no estaba en sus planes. Hoy
Inglaterra tiene una base militar en las Malvinas que no es producto de la
guerra, sino producto de una decisión política del gobierno inglés tomada una
semana antes de que la Argentina recuperara las islas. Afirma la Magister en
estudios estratégicos Virginia Gamba: ”…Conviene a Gran Bretaña y a los isleños
dar como excusa de la base militar la recuperación argentina de abril del ’82,
pero la decisión se tomo en realidad
antes de esa fecha…”.-
Otro factor decisivo de la derrota de Puerto Argentino
consistió en que los militares del alto mando “no querían combatir y no
creyeron que irían a combatir” en un duelo militar con las mismas potencias en
cuyo culto se habían educado y cuyos valores veneraban.-
La guerra de Malvinas fue consecuencia de muchos
factores, pero el más crítico, en el mes de marzo de 1982- continúa diciendo la
magister- fue el accionar premeditado del Grupo de Presión conducido por
William Hunter Christie, para impedir toda salida negociada de la situación
imperante. Todas las veces que el grupo aplicó presión contra la Argentina,
logró convencer al gobierno inglés de cambiar las políticas que estaba
aplicando con nuestro país en las negociaciones de turno.-
La política de entrega menemista en relación a Malvinas
tuvo su apogeo en enero de 1999, cuando el gobierno presento extraoficialmente
a los kelpers la oferta de congelar por 20 años los reclamos de soberanía. El
fin del menemismo impidió la concreción de tan “patriótica” iniciativa. La
Argentina debe reclamar desde la historia, la política, la geopolítica y la
defensa de los recursos naturales. El reemplazo del busto de Canning por el de Scalabrini Ortiz en el
Salón de Cuadros del Ministerio de Economía, es una victoria cultural
argentina.-
Debemos desenmascarar la hipocresía y el cinismo de la
posición británica hacia la población kelper y denunciar que la piratería
continúa accionando. Un memorando del Foreign Office publicado en 1936
confesaba: “No es fácil explicar nuestra posición sin ponernos nosotros mismos en
bandidos internacionales..”.
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