viernes, 25 de julio de 2014

Se debe derogar el veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU


Se debe derogar el veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU

Por Pablo Vicente Basualdo (*)

Durante la gestión del señor presidente de la Nación Dr. Arturo Illia, se avanzó mucho en mejorar las relaciones con los malvinenses, desde luego gracias a la brillante gestión de su canciller Dr. Miguel Ángel Zabala Ortíz, quien en su vasto curriculum acredita estudios realizados sobre Geopolíticas.

Brevemente, señalaré los hechos más importantes que se produjeron respecto a las políticas de acercamiento con los malvinenses:

1) La Fuerza Aérea de Argentina construyó la pista de aterrizaje, con 800 metros de largo por 30 metros de ancho utilizando placas de aluminio por el tipo de suelo, que así lo exigía.

2) Arturo Illia contrató a dos profesoras de inglés para que enseñen castellano en escuelas de Malvinas. El interés y el empeño puesto en la enseñanza por parte de los niños malvinenses hizo que un contingente de treinta y tres chicos acompañados por sus padres vinieran a conocer Argentina, visitando el Norte y el Sur del territorio nacional y estuvieron hasta en la ciudad de Catamarca.

3) A partir de ahí, muchos malvinenses, venían a anotar el nacimiento de sus hijos como argentinos. Hubo el caso de un malvinense que vino a Santa Cruz a anotar el nacimiento de dos hijos varones y el jefe del Registro se negó aduciendo que esos chicos no habían nacido en territorio argentino, sino en Malvinas. Entonces, el malvinense acude a la Justicia y un juez argentino le ordenó al jefe remiso que lo anote como argentinos. Cuando uno de ellos cumplió los 20 años vino a cumplir con el servicio militar obligatorio en la Base de Puerto Belgrano.

4) El gobierno del Dr. Arturo Illia autorizó a los pescadores a reparar sus embarcaciones en astilleros argentinos y, además, de abastecerse de combustible.

5) Había un permanente intercambio turístico, cultural y musical.

6) El Club Náutico de Buenos Aires colaboró en la constitución del Club Náutico de Malvinas y, además, la institución le regaló a su similar de Malvinas dos naves deportivas.

Como podrán observar, la geopolítica de la fraternidad y del amor dio sus frutos, quedando como antecedente de que, en verdad, fue una oportunidad ganada.

Para terminar esta parte, nobleza obliga: fui opositor al gobierno del Dr. Arturo Illia. En esa época yo militaba en la Unión Cívica Radical Intransigente, reconociendo el liderazgo de ese gran estadista llamado Arturo Frondizi y critiqué duramente la anulación de los contratos petroleros, firmados por Arturo Frondizi con lo que en treinta y seis meses logramos el autoabastecimiento de energía no renovable. Como no soy maniqueísta, reconozco el lado bueno de la gestión de Arturo Illia en la cuestión Malvinas.

Si bien es cierto, esto que viene no corresponde a mi libro “El Gaucho Rivero y la Cuestión Malvinas” que presenté el 18 de julio en la Feria del Libro realizado en el Colegio Nacional.

Se trata de un material que estoy preparando para la próxima edición, que consiste en una propuesta para reformar la Carta Orgánica de las Naciones Unidas y que se puede hacer conforme lo establecen los artículos 108 y 109, que consiste en derogar el privilegio retrógrado, colonialista, con vestigio monárquico del veto de los cinco países, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que en su momento podrían justificarse, puesto que se había derrotado al nazifasismo en la segunda guerra mundial y para evitar su resurgimiento; en el Tratado de Yalta celebrado entre los días 4 al 11 de febrero de 1945, firmado por Churchill, Roosevelt y Stalin, se crearon los estados gendarmes, dividiendo el mundo entre Oriente y Occidente.

Han pasado 69 años y se impone una profunda reforma de las instituciones que conforman a las Naciones Unidas. Además de derogar el instituto del veto y, a las resoluciones de la Asamblea General habría que concederle el carácter de vinculante, operativa y de “astreintes” con una carga pecuniaria, que consistiría en que si un país es remiso (como Inglaterra, que ha hecho caso omiso a 46) a dar cumplimiento a una resolución de la Asamblea General, se debe aplicar una sanción pecuniaria que consistirían en una multa diaria del 0,10% PBI corriente a la nación multada, aplicada a partir del día 91 y si transcurrido 90 días más a partir del día 182 de la resolución incumplida, la nación afectada quedaría legitimada para acudir a la Corte Internacional de La Haya en demanda de sus derechos.

Con el importe proveniente de las multas a los países reticentes en el cumplimiento de sus obligaciones, se formará un fondo destinado a los países “subdesarrollados” con deficiencia en temas de la salud, la educación y la vivienda.

Nos merecemos las naciones del mundo una ONU más igualitaria, más integradora y más democrática. Si nuestras autoridades que nos gobiernan, se animan a promover la demolición de las estructuras que cimientan el privilegio imperialista sostenida en normas legales anacrónicos, aplicando los pasos sugeridos en este escrito, no tengo dudas de que la recuperación de Malvinas es posible.

(*) Ex JTP en Derecho Internacional. Egresado del Curso de Introducción a la Geopolítica dictado por el General Juan Enrique Guglialmelli.

http://www.ellitoral.com.ar/

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