sábado, 9 de abril de 2016

Malvinas: un escenario internacional más favorable


Malvinas: un escenario internacional más favorable

Por Francisco de Santibañez. El analista internacional evalúa las perspectivas que tiene nuestro país para recuperar las islas a partir del reconocmiento de las Naciones Unidas sobre la Plataforma Continental.

La Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental de Naciones Unidas reconoció por unanimidad las recomendaciones argentinas respecto de sus límites marítimos, que incluyeron las aguas que rodean a Islas Malvinas. Este evento, que reafirma los derechos argentinos sobre las islas, nos sirve para reflexionar sobre la situación internacional tanto de Gran Bretaña como de la Argentina respecto de la disputa. Veamos inicialmente el caso británico.

Gran Bretaña enfrenta al menos tres grandes desafíos estratégicos:

En primer lugar, su pérdida de importancia para Estados Unidos. En gran medida se debe a que Europa dejó de ser el principal escenario estratégico para Washington. Este lugar ahora lo ocupa Asia, ya que aquí es donde emergió su principal competidor a nivel global: China. La potencia occidental ha optado entonces por priorizar la conformación o el fortalecimiento de alianzas con otros países de esta región, como India y Japón.

Pero dentro de la misma Europa las alianzas de Estados Unidos también parecen estar mutando. Luego de la fallida intervención militar en Irak, gran parte del público y de la clase dirigente británica se opusieron a la posibilidad de volver a acompañar a Estados Unidos en misiones similares. Esto transformó a Londres en un aliado menos confiable. Por otro lado, con la llegada al poder del entonces presidente galo Nicolas Sarkozy, Francia comenzó a mostrarse dispuesta a formar parte de este tipo de operaciones e inclusive sumarse nuevamente a la OTAN. París se ha vuelto desde entonces un aliado clave de Washington.

Más allá de estas circunstancias, también existen motivos estructurales que explican por qué Gran Bretaña ha perdido atractivo para Estados Unidos. Estos se basan, principalmente, en su menor relevancia económica y militar, ya que Gran Bretaña pasó de representar el 8,2 % de la economía mundial en 1913, al 6,5 % en 1950 y al 2,2 % en el 2013. A esta realidad debemos sumarle su menor inversión militar, que pasó de representar el 3,6 % del PBI, en 1990, a tan solo el 2 % en el 2014. En términos prácticos, significa que Gran Bretaña ya no tiene capacidades suficientes para pelear por sí misma una guerra fuera de su territorio.

Un segundo desafío que enfrenta Gran Bretaña es su posible salida de la Unión Europea, ya que su condición de miembro no solo le brinda influencia internacional sino también el respaldo de algunos de sus vecinos en disputas como la de Malvinas. Por ejemplo, podemos asumir que el único motivo por el cual España no apoya abiertamente los reclamos argentinos es porque comparte membresía de la Unión Europea con Gran Bretaña. Madrid, recordemos, mantiene con Londres una disputa similar por el cañón de Gibraltar.

La tercera dificultad es quizás la más profunda. La sociedad británica atraviesa una profunda crisis identitaria. En las últimas elecciones parlamentarias, el partido nacionalista de Escocia ganó 56 de los 59 escaños que estaban en juego en este territorio. Esto significa que luego de estar cerca de separarse de Gran Bretaña en 2015, es posible que la próxima vez que un plebiscito tenga lugar Escocia logre independizarse. Este proceso obliga a los británicos a enfrentar su pasado colonialista y redefinir su identidad. No debe extrañarnos por lo tanto que el líder del Partido Laborista, principal fuerza de oposición, se muestra actualmente favorable a negociar con Argentina la soberanía de Malvinas.

Contrariamente, la situación argentina parece más favorable. Nuestro país no solo es una economía emergente que tiene una tasa potencial de crecimiento superior a la británica, lo cual le dará mayor poder de negociación en el futuro, sino que también ha visto cómo el poder relativo de las naciones que apoyan su postura se ha incrementado en la última década. Entre éstas podemos mencionar a China, que tiene una disputa con ciertas semejanzas por el control de Taiwán, Rusia y el respaldo unánime de América latina.

¿Cuál es el factor que podría destrabar definitivamente el conflicto?

Quizás la principal oportunidad que tiene la Argentina consiste en modificar la postura de Estados Unidos –que no solo ejerce gran influencia económica sobre ambas naciones sino que también domina militarmente el área en donde el conflicto tiene lugar-. En efecto, la menor importancia estratégica de Gran Bretaña contrasta con la relevancia que viene ganando América Latina, la cual no solamente se explica debido a su crecimiento económico o la importancia estratégica que le da la creciente presencia china en el continente, sino también al gran número de latinos que viven actualmente en Estados Unidos. La reciente visita del Presidente Obama a la Argentina no ha hecho más que reafirmar el interés de su gobierno por la región y por nuestro país en particular.

De hecho, ya se puede observar un cambio de retórica respecto de Malvinas. Un informe del Parlamento británico sobre la relación con Estados Unidos condenó abiertamente el acercamiento de este país a la posición argentina -que se ha dado principalmente a través de las declaraciones de algunos de sus funcionarios-.

En definitiva, el panorama internacional nos muestra que recuperar las Malvinas es posible. Pero para que esto ocurra, entre otras medidas, el gobierno argentino tendrá que formar una red de alianzas que deje a los británicos sin margen de maniobra para seguir negándose a negociar, lo cual a la vez requerirá que respetemos las reglas que definen a la política internacional.

parlamentario.com

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