El gobierno peruano de Humala autorizó una "visita protocolar" de la fragata británica HMS Montrose, que partió de la isla Malvinas; la noticia se conoce tras el apoyo de la Unasur al reclamo argentino.
Cuando faltan apenas pocas semanas para el 30° aniversario de la Guerra de Malvinas, Perú se alejó de sus vecinos regionales autorizando la visita de una fragata de guerra de Gran Bretaña, la cual realizará una "visita protocolar" desde el jueves 22 de marzo de 2012 y se quedará durante cuatro días en el puerto de El Callao.
Según consta en el documento "que autoriza el ingreso de unidades navales y personal militar extranjero" a Perú, el buque arribará con una tripulación de 186 miembros y un arsenal de distintos tipos de misiles.
Parte del documento peruano |
La noticia se conoce apenas dos días después de que la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) expresara su pleno respaldo a la Argentina en su reclamo por las islas Malvinas, rechazando la presencia militar británica en la zona.
En la declaración final de la cumbre realzada anteayer en Paraguay, el organismo calificó como "anacrónica situación colonial en suelo americano" la presencia militar británica en Malvinas y aseguró que lamentaba "la negativa del Reino Unido a reanudar negociaciones" con la Argentina.
Además, el hecho va en contra del acuerdo alcanzado en diciembre pasado por los países del Mercosur durante la Cumbre de presidentes realizada en Montevideo, en la que decidieron prohibir el ingreso de buques con bandera de las islas Malvinas a puertos del bloque regional. Si bien Perú no se encuentra en el bloque, esa medida también fue apoyada por parte de Venezuela y Chile, lo que lo aísla aún más en la región.
La errática y desconcertante actitud peruana rompe con su consecuente apoyo al reclamo argentino por las islas Malvinas y generando desconcierto y otorgándole al Reino Unido lo que siempre quiso, imponer su criterio en la región y deslegitimar el auténtico y soberano reclamo argentino por Malvinas.
Estas actitudes poco serias no hacen más que generar desconfianzas y mayores distanciamientos tanto con Argentina como los demás países de la región que realmente apoyan el reclamo argentino.
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