Malvinas: El gobierno británico busca romper el apoyo de la región a la
Argentina
Piratas del Caribe
El Reino Unido envió un buque de la Royal Navy a Jamaica, con la excusa de intervenir en acciones humanitarias ante desastres climáticos. La cooperación exige a cambio reconocer el derecho a la autodeterminación de los kelpers.
El Reino Unido envió un buque de la Royal Navy a Jamaica, con la excusa de intervenir en acciones humanitarias ante desastres climáticos. La cooperación exige a cambio reconocer el derecho a la autodeterminación de los kelpers.
Todo comenzó cuando la fragata de guerra británica HMS
Lancaster recaló en el puerto de Kingston, capital de Jamaica, a principios de
agosto. Los principales diarios jamaiquinos –The Observer, The Gleaner, The
Star– consignaron en sus páginas la llegada al país del buque, con una tripulación
de 100 hombres, que forma parte de la Fuerza de Tareas de Patrullaje del
Atlántico Norte de la Royal Navy y actúa en coordinación con la Guardia Costera
estadounidense. En su contacto con los periodistas locales, el comandante de la
fragata, Steve Moorehouse, comentó que una de las funciones del navío era
intervenir ante eventuales desastres climáticos que pudieran afectar a la
región durante la temporada de huracanes del Caribe, que se repite entre junio
y noviembre de cada año. El arribo del Lancaster tuvo bastante espacio en los
diarios: al llegar a la terminal portuaria de Kingston, el comandante británico
contó que la fragata había interceptado a un yate y una lancha rápida con un
cargamento "considerable" de marihuana, cocaína y heroína.
La aparición de un buque de guerra británico en el Caribe
oriental podría haber quedado en eso, en un hecho esporádico y sin implicancias
políticas ni diplomáticas. Las autoridades del barco contaron que el objetivo
del viaje era realizar patrullaje marítimo para contribuir a la lucha contra el
narcotráfico y la inmigración ilegal en la región. Sin embargo, la presencia
del buque abrió un interrogante para la diplomacia argentina acerca de cuáles
eran los objetivos secretos de una gira de esas características. La respuesta
es pública y figura en el sitio web del Foreing Office, donde se fija como una
de las prioridades de la política exterior obtener el apoyo de esos países al
derecho a la autodeterminación de los habitantes de las islas, un criterio que
la ONU rechaza.
Las prioridades de la misión del Lancaster habían sido
establecidas en Miami, en una "reunión de inteligencia" en conjunto
con la Guardia Costera estadounidense, brazo auxiliar de la US Navy. Se pudo
saber, además, que la misión del Lancaster en las aguas del Caribe había
comenzado en mayo y que seguirá hasta diciembre, cuando será remplazado por el
Wave Knight, un buque de aprovisionamiento rápido de la Flota Auxiliar
británica.
Como cada vez que un buque de guerra británico se acerca al
continente americano, la diplomacia argentina siguió con interés los
movimientos del Lancaster. Pero empezó a prestarle mucha más atención, a
dedicarle más tiempo, cuando los responsables de la fragata contaron que otro
de los objetivos de la misión era brindar asistencia a comunidades vulnerables.
En concreto, los oficiales de la Armada Real explicaron que se proponían
ofrecer asistencia humanitaria, participar en misiones de búsqueda y rescate, y
distribuir alimentos a través de un helicóptero. La información que trascendió
aseguraba que los miembros de la tripulación llevarían adelante esas acciones
en tándem con la agencia de cooperación internacional del gobierno británico
(Department for International Development, DFID).
HMS Lancaster |
La estrategia de acercamiento hacia las ex colonias del
Caribe y América Central queda en evidencia al examinar los sitios web de las
embajadas británicas en Barbados, Trinidad y Tobago, Surinam y Belice. Allí
puede comprobarse cómo Londres ofrece financiar proyectos de hasta 30 mil
libras que apunten a agregar valor a la producción local, que prevengan la
contaminación, y promuevan la apertura de la región al comercio y a reformas
que faciliten un esquema abierto para los negocios. Los proyectos están
destinados a individuos, ONG y empresas de Antigua y Barbuda, Bahamas,
Barbados, Belice, Dominica, Guyana, Jamaica, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y
Tobago, entre otros países.
Pero la oferta de ayuda humanitaria con personal militar
británico cumpliendo tareas sociales (los diarios de Jamaica mostraron a los
tripulantes del Lancaster limpiando un cementerio) y la asistencia económica
que surge de las embajadas del Reino Unido, tiene su contrapartida. Como lo
pudieron comprobar los representantes de la Argentina en la región, el Eastern
Caribbean Network (Red del Caribe Oriental) del Foreign Office, a través de su
programa regional para 2013-2014, delinea una lista de prioridades para la
región en materia de cambio climático, derechos humanos, cooperación y eficacia
en materia de seguridad y lucha contra el delito y la inmigración ilegal y
desarrollo económico. Junto de esas prioridades, ese programa advierte, desde
su sitio en Internet, que estos proyectos están relacionados con los objetivos
globales del gobierno británico. Y justo en ese punto remite a otro link, el del propio Foreign Office, en el que se enumeran las prioridades la política exterior de Londres. En este último sitio(https://www.gov.uk/government/topics/foreign-affairs>) aparece la lista de prioridades, en el segundo lugar,el siguiente objetivo: "apoyar al derecho de los 'Falkland Islanders' a su autodeterminación, a mantener la seguridad y la soberanía".
Aunque todo esto esté ocurriendo a miles de kilómetros de
distancia, la Argentina observa con atención los movimientos de Gran Bretaña en
el Caribe. En la Cancillería saben de sobra el papel estratégico que cumplen
los países caribeños en medio de la disputa por la soberanía de las Malvinas.
En los últimos años esa zona del continente se convirtió en estratégica para la
diplomacia argentina. Eso explica por qué se reabrió la embajada en Barbados, por
qué se estrenó la de Santa Lucía, y se asiste a
cada reunión del CARICOM, y a la
cumbre de otra asociación, que agrupa a los países ubicados en el Mar Caribe, y
se entrevistó con todos los cancilleres del Caribe anglófono. Hasta ahora, en
los bloques regionales (CELAC, Unasur, CARICOM), la Argentina fue apoyada en su
reclamo de soberanía sobre Malvinas.
Algunos países caribeños, los más cercanos al resto de América Latina, reconocieron
las islas como argentinas; otros convocaron a las dos partes a sentarse a
negociar, el mandato de Naciones Unidas que Londres se empeña en
desconocer. «
Fuente:http://tiempo.infonews.com/
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