El abogado y periodista Agustín Barletti cruzó de Gran Malvina a la Isla Soledad a través del estrecho de San Carlos, en una travesía de 2 horas y 7 minutos y con las aguas a una temperatura de 4 grados.
"Dios me ayudó porque aquietó las aguas del estrecho durante mi travesía. Ni bien concluí el cruce se levantó el viento y comenzó un fuerte oleaje", señaló Barletti, nadador aficionado de 53 años.
“Ese día amaneció con el mar planchado, sin nada viento. Y en el trayecto en el que la corriente debía ser neutra, que estimaba en 40 minutos, lo fue por 1 hora y media”, explicó .
La idea del cruce, que tuvo lugar el 9 de noviembre, surgió como un desafío personal hace cuatro años. “En 2010 pesaba más de 100 kilos y por una cuestión de responsabilidad decidí hacer algo. Así que me puse a entrenar durante 19 meses y crucé el Estrecho de Gribaltar” en octubre de 2011, contó Barletti.
“No soy un nadador profesional. Nunca había nadado en serio”, explicó el abogado, y aseguró que trata de suplir “el talento con esfuerzo y fuerza de voluntad”.
Pero después de “mucha organización”, ese trayecto de 20 kilómetros que une África con Europa “pasó volando” -tardó 6 horas y 7 minutos en cruzar- y entonces “salió la propuesta de Malvinas”, explicó.
De esa forma, mientras se preparaba con su entrenador, Pablo Testa, comenzó la “compleja” tarea de conseguir los permisos, aunque ese no era el único obstáculo.
“El otro problema era que no teníamos barco. Entonces apareció un personaje central, el velero con bandera de Antigua y Bermudas Mago del Sur, cuyo capitán, Alejandro Da Milano, es uno de los mejores nautas de la Argentina”, relató el nadador, y explicó que el barco realizó un viaje de 10 días para esperarlo en el estrecho San Carlos.
La travesía pudo concretarse gracias al apoyo de la Fundación Azul de los trabajadores del SOMU y por Abadía del Mar, una empresa argentina que está construyendo buques en astilleros argentinos, los que portarán la bandera argentina y serán tripulados por argentinos.
Barletti formó una delegación de la que participaron su entrenador y dos compañeros de la escuela primaria, el cineasta Guillermo Luder, quien está produciendo un documental sobre esta aventura, y Pablo Lima, ex combatiente de Malvinas.
El grupo hizo una escala en el cementerio de Darwin, en la Isla Soledad, para colocar un rosario bendecido por el papa Francisco en la tumba de un soldado desconocido.
“Teníamos un encargo personal del Papa, que se enteró (del viaje), y nos pidió colgar el rosario en una de las tumbas de un soldado desconocido”, señaló, en referencia a los más de 120 héroes nacionales -reconocidos de esa forma por la ley 24.950- que yacen allí sin identificar.
Así, provisto con un grueso traje de neoprene y con el grupo acompañándolo desde el velero, Barletti se zambulló en las aguas del Atlántico Sur y atravesó el estrecho sin sentir frío.
“Cuando nadaba no tuve problema. Disfruté la travesía, fui tranquilo. Cuando llegué, después de un rato, me bajó mucho la temperatura y estuve varias horas arropado, tratando de recuperar” el calor, relató.
Tras el cruce, el grupo navegó en el Mago del Sur hasta Puerto Argentino. “Nos encontramos con un grupo de ex combatientes que habíamos conocido en el viaje de ida y recorrimos los lugares de combate. Recorrer esos los lugares con los propios actores en vez de con un guía es una experiencia única”, confesó.
Agustín Barletti es doctor en Derecho Constitucional por la Universidad de Derecho y Ciencias Sociales de París II (Sorbona) y realiza su labor periodística como editor del suplemento Transport & Cargo, del diario El Cronista.
Es autor de los libros Salteadores Nocturnos, una novela histórica sobre la vida del ex presidente Arturo Illia (1998), y de Hazaña en Gibraltar, donde cuenta su preparación y el cruce a nado del Estrecho de Gibraltar (2012).
http://www.telam.com.ar/
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