El batallón que quería combatir en Malvinas
Por Facundo López
Preparado para las condiciones de las Islas, el Batallón de
Infantería de Marina número 5 luchó hasta el final y fue considerado como el
más “duro enemigo” según soldados ingleses. Entrenamiento y alimentación, las
diferencias con los conscriptos del Ejército.
Contraalmirante IM VGM Carlos Robacio jefe del BIM 5 |
Entrenado en la ciudad fueguina de Río Grande, el BIM-5
estaba acostumbrado a las condiciones climáticas australes. En cuanto a la
preparación, el ex miembro del batallón Ricardo Corbalán, por entonces cabo
segundo, asegura que "para el infante de Marina, el BIM-5 era jugar en
primera”. Y agrega: “En otras unidades se hacían ejercicios de guerra, pero ahí
era permanente durante todo el día y en cualquier horario: a la mañana, a la
madrugada, a la noche. Los oficiales y los conscriptos teníamos mucha práctica
en combate y además andábamos con la nieve hasta las rodillas”.
Ese tipo de entrenamiento llevó a que ese grupo de soldados
quisiera ir a Malvinas. “En lo personal quería ir. Y muchos de mis compañeros
también, porque para eso nos prepararon. Fui muy contento y estoy muy orgulloso
de haber haberlo hecho”, se sincera Corbalán. Sin embargo, las ganas y el
entrenamiento no hubiesen servido si la escasez de víveres hubiera afectado a
los infantes. “Nosotros no sufrimos la falta de alimentos”, comenta Gustavo
Girardi, cabo segundo retirado y ex miembro del BIM-5, quien agrega que tenían
“una comida caliente al día asegurada”.
Los dos concuerdan en que el trato que recibieron fue
distinto al de la mayoría de los conscriptos del Ejército Argentino. El responsable
de esto fue el comandante de batallón Capitán de Navío Carlos H. Robacio,
fallecido en 2011. “Durante los bombardeos, el Comandante Robacio estuvo ahí,
repartiendo azúcar o mate cocido. Manejaba su jeep porque no quería arriesgar
la vida de un chofer”, recuerda Girardi, y amplía: “Si tu comandante actúa de
esa manera, vos como subordinado tenés que responderle ética y moralmente”. Y
el BIM-5 respondió como debía, ya que para soldados ingleses, como el
comandante de la Royal Marine, Julian Thompson, la Infantería de Marina
argentina fue “el más duro enemigo”, según declaró al diario Clarín en abril
del 2007.
Cocina de campaña del BIM 5 en Malvinas dándole su ración de comida a la tropa |
En la madrugada del 14 de junio, el BIM-5, bajo las órdenes
de Robacio, luchó contra las tropas inglesas durante el combate final en
Tumbledown, un monte de 228 metros de altura que dominaba la última línea
defensiva de las tropas nacionales alrededor de Puerto Argentino, sufriendo tan
sólo 16 bajas. Cuando llegó la orden de rendirse, el batallón ingresó a Puerto
Argentino con todas sus armas al hombro y fue reconocido por la Royal Marine
(quienes participaron en la Primera y Segunda guerra Mundial, entre otras) como
iguales e, inclusive, mejores que ellos.
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