Durante el conflicto del Atlántico Sur, iniciado el 2 de abril de 1982, La República Argentina no contaba con un poderío naval como para resistir los embates de una Fuerza de Tareas o Task Force como la del Reino Unido. Fuerza de Tareas que se dirigía, decididamente hacia el Atlántico sur, hacia el Mar Argentino, para seguir sosteniendo impunemente, su poderío colonialista en la zona en cuestión.
No obstante, Argentina contaba con aviones y misiles, que harían temblar a la flota de guerra británica.
Fue en 1979, cuando el Comando de Aviación Naval (C.A.N.A.) adquirió aviones AMDB Super Etendard, con el fin de reemplazar, sus ya anticuados A4Q Skyhawk. El lote de aeronaves, incluía su principal sistema de armas, el misil AM-39 Exocet.
A fin de familiarizarse con el recientemente material adquirido, el (C.A.N.A.) envió su personal, incluidos pilotos, durante septiembre de 1980, a Francia.
Los primeros cinco aviones entregados por los franceses, fueron recibidos, el 17 de noviembre de 1981, por la 2ª Escuadrilla de Caza y Ataque, con números de serie 0751/3-A-201 al 0755-3-A205 y con ellos llegaron los cinco misiles Exocet.
El entrenamiento recibido en Francia había sido el básico, y fueron necesarios muchos esfuerzos, antes que más aparatos pudieran ser utilizados en la Base Aeronaval Espora. Agregándose, que cuando salieron los otros nueve aparatos restantes, de la cadena de montaje, fueron temporariamente depositados en Burdeos.
En 1981 había mucho descontento en el C.A.N.A., porque creyeron firmemente que los franceses fueron muy poco cooperativos con ellos, al darles el mínimo de informaciones del tipo operacional, durante la fase entrenamiento. A pesar de este y otros inconvenientes, de orden técnico, hacia fines de marzo de 1982, cada uno de los diez pilotos de la Base Aeronaval Espora, tenía unas ochentas horas de vuelo, en los nuevos aviones.
El personal de la 2ª Escuadrilla de Caza y Ataque, no contaban con el conocimiento necesario, para poner en funcionamiento el sistema de armas Exocet, no obstante las complejas dificultades presentadas, el diestro personal de Espora, logró poner a punto el misil para su perfecto funcionamiento. Hecho que desorientó a los franceses, que creían imposible que pudiera suceder, tras haberles confiado a los británicos, que las armas vendidas, al C.A.N.A., nunca podrían ser accionadas sin un completo conocimiento de las mismas.
La hazaña argentina para activar los misiles Exocet
Tras romper las hostilidades entre Argentina y el Reino Unido, Margaret Thatcher había pedido a François Mitterrand para que el Gobierno galo impidiese a los argentinos la operación del letal avión Super Etendard y su misil Exocet (pez volador, en francés), la presión se hizo sentir y todos los técnicos, salvo Guiminot, de Thomson, retornaron a Francia.
La contratista Thomson era clave, proveía los circuitos de la interfaz que permite el «diálogo» de los sensores del avión (el radar) con el complejo mecanismo de guiado del misil hasta el blanco. El fabricante del misil, la empresa Aeroespatiale, fue la primera en cortar los contactos con la Aviación Naval argentina, pero Guiminot, aunque pertenecía al conglomerado Thomson, conocía el sistema tanto como un especialista de Aeroespatiale y ayudó al éxito de la misión de puesta a punto.
El centro de la operación de adquisición del programa HUUK, nombre código de la compra de los aviones Super Etendard y sus misiles AM-39, era el entonces capitán de fragata Carlos Testa, un ingeniero en armas y control de tiro, que se destacaba por su tenacidad para resolver dificultades técnicas, quien años más tarde de la finalización de la guerra, en 1993, fue designado agregado naval en la embajada argentina en Francia. En simultáneo con los esfuerzos de los técnicos y mecánicos de la base aeronaval Comandante Espora para «sintonizar» el avión con el lanzador y el misil Exocet, Testa afilaba sus contactos en París para dar con los números códigos que requería la puesta a punto del sistema avión-misil. Dos suboficiales, el «Mingo» Ibáñez y Banegas, pasaron días con noches interminables entre cables, valijas de prueba, computadoras portátiles y datos de los preciados «códigos», los números que en determinada secuencia permitían ajustar todo el conjunto de las señales de posición, la telemetría, el radar y el sistema de puntería del misil, dijo a ese diario un técnico que prefirió no dar su nombre.
La culminación con el éxito en las maniobras de puesta a punto llegó por el rol casi de James Bond cumplido por Testa, quien recibió los ansiados «códigos» directamente de una de las empresas francesas involucradas en la construcción de los Super. La información partió hacia la Argentina en manos del comandante de una aeronave de Aerolíneas Argentinas.
Misión: Ataque a la flota – Hundimiento del Sheffield
Al romper las hostilidades, el C.A.N.A., permaneció en alerta, a la espera que se produjera cualquier contacto con el enemigo. Contacto que se produjo el 4 de mayo de 1982, cuando un avión Neptuno, de exploración, de la Aviación Naval Argentina, detectó, vía radar, un blanco mediano al sudeste de la Isla Soledad a las 7:50 am. Al instante, el Neptuno al mando del Capitán de Corbeta Ernesto Proni Leston, entró en contacto con C.A.N.A., pidiendo prioridad para informar que había detectado la presencia de un buque enemigo.
A la hora prevista, ambas aeronáves en pista, ya estaban preparadas, para realizar su misión.
Bedacarratz solicitó autorización para el despegue: -Liebre, aquí Aries. Autorización para despegar.
-Aries aquí Liebre.Viento del 300, 12 nudos, autorizado. Buena suerte. Cambio.
Los aviones ya en vuelo, ascendieron hasta los 15.000 pies (4500 m) de altura y pusieron proa hacia el avión tanque de reabastecimiento, que los esperaba, para aumentar la autonomía de vuelo que les permitiría ¨ poner en la mira¨, al buque enemigo.
A ciento cincuenta millas de Rio Grande y exactamente en el punto previsto de reunión ambos Super Etendard, repostaron combustible en el KC -130, comandado por el Vicecomodoro Pessana, que los estaba esperando. El repostaje, se hizo en completo silencio de radio, para no alertar su presencia al enemigo.
Los dos Super Etendard, siguieron vuelo hacia su objetivo. A medida que se acercaban, las condiciones meteorológicas empeoraban.
En un momento determinado, se activaron las medidas de apoyo electrónico de abordo, que mediante señales lumínicas, de tablero y sonoras, en auriculares, advirtieron a ambos pilotos, que estaban siendo detectados por los buques enemigos. Pero la señal era muy débil, lo que indicaba que estaban entrando en la primera fase de detección, lo que suponía que los ingleses no los tenía perfectamente detectados.
Eran las 10:30 am. Ambos aviones decidieron descender penetrando una densa capa de nubes y cuando salieron de ellas, estaban al ras del agua, estabilizados los aviones siguieron volando a pocos metros de la superficie del mar, a unos 800 km/h.
En ese momento escucharon la vos del Capitán de Corbeta Ernesto Proni Leston, desde el Neptuno de exploración, que les decía:
-Aries, aquí Mercurio.
- Aquí Aries, adelante… -Confirmo ¨duende¨grande y dos medianos en 52º33´,5 Sur/57º40´,5 Oeste.
-Otro mediano en 52º48´,5 Sur, 57º31´,5 Oeste.
-Suerte.
-Recibido.
La comunicación, breve por la posibilidad de ser interceptada por los ingleses, informaba que a 115 millas náuticas de los Super Etendard había un buque grande y dos medianos, y 30 millas de estos, otro buque mediano. A los pocos segundos, los aviones ascendieron a 500 pies y escanearon el horizonte con radar, para buscar los blancos señalados. Pero no encontraron nada. Volvieron a vuelo rasante a máxima velocidad, teniendo en cuenta la posición comunicada por el explorador.
Volviendo a ascender para lograr la detección del radar, de pronto, aparecieron, ahí estaban !!. Inmediatamente incorporaron los ecos radar, al sistema de ataque de abordo. Y descendieron para realizar la penetración final.
Hasta ese momento, todo se circunscribía al terreno de las suposiciones: era la primera vez que se disparaba un misil Exocet AM-39.
No existían antecedentes en el mundo entero, de acciones de guerra con disparo de ese tipo de misil aire-superficie desde un avión a reacción.
Bedacarratz, chequeó las coordenadas y teniendo la luz encendida, de objetivo enganchado, exclamó:
-¡Lanzar misil !
- Enterado, Mayora también lanzó.
El HMS ¨ Sheffield¨, una de las unidades de superficie más modernas de la Royal Navy y orgullo de la NATO, había sido herida de muerte.
1 comentarios :
Viva la República de Argentina. Las islas Malvinas son argentinas!!!.
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