La causa Malvinas en el Vaticano
En la Santa Sede creen que Francisco podría abordar el tema
de las islas. En abril recibe a la reina de Inglaterra.
Ante una nueva visita a la Santa Sede de la presidente
argentina fuentes vaticanas informaron que, el plato fuerte del almuerzo entre Bergoglio
y Cristina Fernández de Kirchner sería en realidad el tema de la soberanía
sobre las islas Malvinas. Sugestivamente, el Papa espera a la reina Elizabeth
II de Inglaterra, el próximo 3 de abril.
Francisco quiere hablar con la presidenta argentina antes de
la visita de Elizabeth II. Mucho se especula en los pasillos vaticanos si la
visita de la reina británica al Papa podrá ser el momento justo para afrontar
un tema tan sensible como el futuro de las Malvinas. Mucho se especula en los
pasillos vaticanos si la visita de la reina británica al Papa podrá ser el
momento justo para afrontar un tema tan sensible como el futuro de las
Malvinas.
No es un secreto que Bergoglio defiende animadamente la
causa malvinense y que en el pasado definió el dominio inglés como una
“usurpación”. ¿Pero puede el Papa ponerse en actitud de mediador para que
Argentina recupere las islas? Juan Pablo II lo hizo por el canal de Beagle en
1978, cuando la disputa entre Argentina y Chile estuvo a punto de detonar una
guerra. La diplomacia vaticana logró un principio de solución, que no fue
ratificado hasta el fin de la dictadura en Argentina. Pero la situación
histórica es incomparable.
Pero le queda un problema muy delicado. ¿Cómo puede
ofrecerse a la causa argentina sin al mismo tiempo regalarse en bandeja a la
presidenta Kirchner como arma de propaganda? Evitar la trampa es más difícil
que hablar de Malvinas sin ofender a la reina”.
El analista Anubi D’Avossa Lussurgiu, experto en relaciones
internacionales aseguró que: “Sin duda el Papa puede decir sin obligaciones de
protocolo lo que quiere a quien quiere, sea anglicano, ateo o católico”.
Concluye el analista: “Creo que Bergoglio, con la capacidad
que tiene de manejar su imagen, podría tratar también de ignorar los problemas
diplomáticos y afrontar de pecho la cuestión.
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