Luego de que Argentina recuperara el archipiélago de las Malvinas el 2 de abril de 1982, grandes cantidades de tropas fueron transportadas a Malvinas, desde la Patagonia,, ante la eventualidad de una contraofensiva británica. El núcleo de los planes defensivos argentinos giraba en torno a la capital malvinense (Port Stanley, rebautizada Puerto Argentino, en la Isla Soledad); allí se atrincheró la mayoría de las fuerzas de tierra. Guarniciones menores fueron enviadas a la zona del Estrecho de San Carlos: el istmo de Darwin en la isla Soledad, y Howard y Bahía Fox en la isla Gran Malvina.
Aunque Pradera del Ganso contaba con mayor cantidad de habitantes, los isleños daban más importancia a Puerto Darwin, al punto tal que da nombre al istmo. Las tropas argentinas percibieron esto durante la guerra y suponían que la razón para ello era que en Darwin vivía el gerente de la Falkland Islands Company, la compañía que era dueña de la mayoría de las tierras y que administraba los servicios y negocios en Islas Malvinas.
El istmo de Darwin
Esta porción de tierra une las partes norte y sur de la Isla Soledad. Al norte, sobre la costa oriental del istmo se encuentra el caserío de Darwin (apenas tres casas en 1982), mientras que sobre la misma costa, en la mitad del istmo se halla ubicado Goose Green (traducido Pradera del Ganso en español), el cual contaba con una veintena de viviendas en 1982; la población de Darwin y Goose Green sumaba alrededor de cien habitantes en aquella época. Entre ambos poblados se encontraba la escuela del istmo, cerca de una pequeña entrada de agua en la costa. Un camino de tierra atravesaba el istmo a lo largo, uniendo la región sureña de Lafonia con la parte norte de la isla. Dicho camino continuaba hacia el norte y pasaba junto a una vivienda conocida como Burntside House (en la toponimia argenina: “Casa Quemada” o “Casa del Costado Quemado” ), la cual estaba a la entrada del istmo junto a una laguna. El camino mencionado conectaba al istmo con el establecimiento San Carlos y con Puerto San Carlos.
En el istmo el terreno presentaba pequeñas elevaciones, por ejemplo la colina Darwin (“Darwin Hill”) junto al poblado homónimo, y la colina Boca, ubicada junto a unos corrales de piedra abandonados de nombre Boca House. Este último punto se ubicaba casi sobre la costa occidental del istmo.
En el istmo de Darwin la Fuerza Aérea improvisó un aeródromo en una pista de tierra, al que bautizaron Base Aérea Militar (BAM “Cóndor”). Llegaron también soldados de infantería y una sección de artillería antiaérea. Las tropas de esta zona fueron agrupadas en la “Fuerza de Tareas Mercedes”, comandada por el teniente coronel Italo Piaggi y subordinada al jefe de la 3.ª Brigada de Infantería del Ejército Argentino, general Omar Parada.
Al principio, en el mes de abril, los soldados argentinos pertenecientes a la compañía C del Regimiento de Infantería 25 bajo órdenes del teniente coronel Mohamed Alí Seineldín, requisaron alimentos y propiedades pertenecientes a la Falklands Island Company. Luego concentraron a los isleños en la iglesia de Goose Green, en cuyo techo se pintó una cruz roja para evitar que fuera atacada.6 A fines de ese mes comenzó a llegar por fracciones el Regimiento 12, cuyo jefe (el teniente coronel Piaggi) asumió el mando. Dada la posibilidad de que los británicos efectuaran un ataque anfibio o helitransportado, a más de un ataque terrestre, Piaggi debió organizar su dispositivo para cubrir el norte y el sur del istmo, como así también la costa occidental. Esto significó que las líneas defensivas se estiraran demasiado y tuvieran poca solidez. Piaggi organizó la defensa en líneas sucesivas de retardo, siendo el perímetro del pueblo de Goose Green la última posición (“línea a no ceder”).
La “Fuerza de Tareas Mercedes” tenía varias misiones que cumpir. En principio, formaba la reserva destinada a reforzar a las tropas de Puerto Argentino en caso de que esta sufriera un ataque general por parte de los británicos.7 También debía servir como puesto intermedio entre las guarniciones de Puerto Argentino y las de la isla Gran Malvina. Por último, debía estar atenta a posibles desembarcos en lugares no cubiertos (como San Carlos) y también controlar a la población nativa.
Los isleños concentrados en la iglesia hicieron llegar sus quejas a las autoridades argentinas en la capital insular, logrando que se diera la orden de liberarlos. Esto aprovechó el administrador de la Falklands Island Company para huir hacia las líneas británicas.
Las fuerzas argentinas
Teniente coronel Piaggi |
La base aérea “Cóndor” ya no funcionaba como tal, pero personal de la Fuerza Aérea, en número de 200 hombres, aún permanecía allí, formando una compañía de infantes no preparada para tal misión; operaba a órdenes del jefe de la base aérea, el vicecomodoro Wilson Pedrozzo, independientemente del jefe de las tropas de ejército, muchos eran miembros del Grupo de Artillería de Defensa Aérea (GADA) 601 (de Mar del Plata), usaron sus baterías de artillería antiaérea Oerlikon 35 mm, aplicadas a fuego directo, produciendo muchas bajas.15 Personal de la Fuerza Aérea había improvisado defensas reciclando material; así por ejemplo, se instaló una cohetera de un FMA IA-58 Pucará, destruido con anterioridad en la base aérea Cóndor, en un tractor. Pero el apoyo aéreo debía venir de Puerto Argentino.
En los días previos a la batalla se envió una batería de obuses de 105 mm. También se encontraban en Prado del Ganso 14 tripulantes del buque “Monsunen” que había sido remolcado hasta allí por otra nave tras sufrir daños al ser atacado por dos fragatas en el Estrecho de San Carlos.
La “Fuerza de tareas Mercedes” contaba el 26 de mayo con 565 soldados de infantería y 78 artilleros. El armamento pesado constaba de 2 cañones sin retroceso de 105 mm, 3 morteros de 81 mm, 11 ametralladoras FN MAG y Browning M2, y el fusil FN FAL como arma individual. Las inclemencias del clima sumadas a la falta de una logística adecuada hicieron que se presentaran casos de desnutrición y enfermedades al promediar el mes de mayo.
Fuerza de Tareas Mercedes (teniente coronel Piaggi)
Regimiento de Infantería 12 (teniente coronel Piaggi)
Compañía A (teniente 1º Manresa)
Compañía C (teniente 1º Duaso Fernández)
Compañía Comando (Subteniente Peluffo)
Regimiento de Infantería 25
Compañía C (Teniente 1.º Esteban)
Regimiento de Infantería 8
3.ª sección /Compañía C (subteniente Aliaga)
Batería A del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 (teniente 1º Chanampa)
3.ª Sección, Batería B del Grupo de Artillería de Defensa Aérea (GADA) 601 (subteniente Braghini)
6 baterías de Artillería Antiaérea Rheinmetall 20mm del Grupo 1 de Artillería Antiaérea de la Fuerza Aérea Argentina (teniente Darío Valazza)
1 sección de la Compañía de Ingenieros 9
Apoyo aéreo (desde Puerto Argentino)
Aermacchi MB-339 de la 1.ª Escuadrilla Aeronaval de Ataque (capitán Molteni)
FMA IA-58 Pucará del Grupo 3 de Ataque de la Fuerza Aérea (mayor Navarro)
Helicópteros Bell UH-1 Iroquois del Batallón 601 de Aviación de Combate, del ejército (mayor Scarpa)
Refuerzos enviados desde Puerto Argentino
Equipo de Combate Guemes y Compañía Comando del Regimiento 12 (Teniente 1.º Esteban)
Compañía B, Regimiento 12 (capitán Corsiglia)
Las fuerzas británicas
En la batalla intervino principalmente el 2º Batallón de Paracaidistas, pero también otras tropas de apoyo que incluían secciones de misiles “Milán” y “Blowpipe”, así como también ingenieros y artilleros. Se trataba de tropas profesionales con alto nivel de entrenamiento, que habían tomado tierra menos de una semana atrás. Por lo tanto los rigores del clima y el suelo malvinense no los habían afectado tanto como a los argentinos, que llevaban casi un mes en las posiciones. La logística de los británicos funcionaba muy bien, manteniendo a las tropas en condiciones aptas para combatir.
El “2 Para” contaba con 500 hombres aproximadamente, y entre sus armas de apoyo de fuego contaban con 56 ametralladoras (el doble de lo normal), así como una abundante provisión de misiles filoguiados, Misil MILAN, Lanzamisiles de 66 mm, M72 LAW y proyectiles de fósforo blanco. No se conoce con exactitud el número de combatientes de las otras unidades que apoyaron al 2º de Paracaidistas.
2º Batallón de Paracaidistas (teniente coronel Herbert “H” Jones)
Compañía A (mayor Farrar-Hockley)
Compañía B (mayor Crosland)
Compañía C (mayor Jenner)
Compañía D (mayor Neame)
Pelotón Comando (teniente coronel Jones y mayor Keeble, segundo al mando)
Unidades terrestres de apoyo
Batería 8 del Real Regimiento de Artillería (Teniente Waring)
Cuerpo de Defensa Aérea
59º Escuadrón de Reconocimiento
Compañía J, Batallón 42 de Royal Marines (reserva) (mayor Norman)
Apoyo aéreo y naval
Helicópteros del Escuadrón Aéreo de la 3.ª Brigada de Comandos (mayor Cameron)
Helicópteros del Escuadrón 656, Cuerpo Aéreo del Ejército (mayor Sibun)
Harrier GR 3 del Escuadrón 1 de Caza, Royal Air Force (comandante Squire)
Fragata HMS Arrow (comodoro Bootherstone)
Planes de batalla
El 26 de mayo fue el día en que los mandos superiores argentino y británico tomaron las decisiones que llevarían a la batalla de Prado del Ganso.
Por parte argentina fue una decisión estratégica motivada por la necesidad de contraatacar la cabeza de playa instalada el 21 de mayo en San Carlos. Esta se había consolidado a pesar de los fuertes ataques lanzados por la aviación argentina desde entonces, y constituía una amenaza seria. Sin embargo los altos mandos argentinos, encabezados por el general Menéndez (gobernador militar de Malvinas) descartaron un contraataque terrestre lanzado desde Puerto Argentino, y encomendaron a la guarnición de Prado del Ganso la misión de hostigar al enemigo.
Ya el 24 de mayo el general Parada había impartido una orden (nº 506 “Defensa”), que Piaggi recibió en la mañana del 26 de mayo. Se le ordenaba adelantar la primera línea defensiva y hostigar por el fuego la zona de Bodie Peak-Cantera-Usborne. Piaggi reunió a sus subordinados y se discutió la necesidad y desventajas de cumplir la orden, pues significaba construir nuevas posiciones y elaborar un nuevo plan de defensa con el enemigo instalado a poca distancia en su cabeza de playa. Finalmente Piaggi puso en movimiento sus tropas, de acuerdo a la orden 506, pues pensaba que tal vez Parada pensaba enviarle refuerzos. Así explicaba Piaggi su actitud ante la orden recibida:
“La ampliación (del dispositivo) puede ser la resultante de una posibilidad de refuerzo de la posición, ante la presencia del enemigo en San Carlos”
La suposición de Piaggi era errada, pues Parada pretendía que la guarnición de Prado del Ganso por sí sola hostigase al enemigo. Lo confirmó esa misma tarde al enviar a Piaggi la orden nº 507 titulada “Ataque de Desarticulación”, que establecía como misión “perturbar, hostigar y desconcentrar al enemigo”.
La operación debía realizarse esa misma noche, y de ser necesario repetirla en la noche del 27 de mayo.
Por parte británica, la decisión de atacar Goose Green se tomó también el 26 de mayo y también motivó debates acerca de su conveniencia. El brigadier Thompson estaba recibiendo presiones desde Londres para que abandonara la cabecera de playa rumbo a Puerto Argentino, de modo que convocó a una reunión de planificación y se sugirió en principio realizar una simple incursión contra los argentinos en el istmo de Darwin, fundamentalmente para destruir el aeródromo argentino; finalmente se ordenó un ataque que en realidad no era estrictamente necesario. Existían las presiones desde Inglaterra para obtener algún triunfo militar, de modo que la decisión de atacar parece haber sido más de orden político que militar.
Chris Keeble, segundo jefe del Batallón 2, dijo después de la guerra:
“Seamos objetivos. Para el buen éxito de las Malvinas no era necesario atacar Goose Green, porque el centro, la capital, es Stanley, y si quieres tomar un país, tomas la capital, como si quieres derrotar al enemigo tienes que capturar a su ejército. Ambos estaban en Stanley, así pues ¿por qué ir a Goose Green? Esta pregunta necesita una contestación”.
Una vez tomada la decisión Thompson ordenó a Jones que capturara Goose Green con su batallón. Este decidió lanzar no un ataque limitado sino un asalto total, empleando todas sus fuerzas.
La batalla de Pradera del Ganso
Durante la tarde del 26 de mayo la compañía A del regimiento 12 avanzó hacia el norte según lo ordenado en la orden 506; una sección realizó misiones de Reconocimiento y exploración, delante del grueso, sin tomar contacto con los ingleses, mientras el resto de la compañía cavaba nuevas posiciones y acarreaba abastecimientos. También se transportaron manualmente dos Obuses de 105 mm hacia posiciones avanzadas, con las cuales los argentinos hicieron fuego sobre la zona designada.
Mientras, los paracaidistas británicos habían iniciado su avance a pie en la tarde del 26 de mayo, llegando a Camilla Creek House a primeras horas de la mañana siguiente. Allí Jones montó su puesto de mando y envió patrullas para sondear la entrada al istmo, las cuales entablaron escaramuzas con la Sección Exploración de la Compañía A Argentina, que todavía se estaba estableciendo en sus posiciones
En ambos bandos creció la tensión por la proximidad del enemigo. Los argentinos trabajaron contra reloj para preparar sus posiciones.
Por su parte, el coronel Jones estaba furioso porque la BBC anunciaba en sus transmisiones que era inminente el ataque británico al istmo de Darwin, lo cual eliminaba el factor sorpresa.
Durante la mañana del 27 de mayo la sección de exploración argentina se encontró con soldados británicos en la zona de Burntside House, alrededor de mediodía; se entabló un fuerte combate con las avanzadas británicas, las cuales rodearon a los argentinos y los obligaron a rendirse. Las patrullas de exploración británicas debieron retirarse al tomar contacto con otras patrullas argentinas avanzadas, pero el teniente Manresa, jefe de la Compañía A del Regimiento 12, perdió comunicación con esta sección avanzada.
Derribo de un Harrier
Mientras tanto, la RAF realizó ataques sobre la compañía A Argentina, desplegada en sus nuevas posiciones a la entrada del istmo de Darwin: un caza Harrier GR3, pilotado por el Comandante Bob Iveson, fue derribado por una ráfaga de artillería antiaérea de 35mm disparada desde Goose Green.
Iveson logró eyectarse lejos de las líneas enemigas. Durante el resto del día los británicos lograron transportar con helicópteros su artillería de campaña (3 obuses de 105 mm) y pertrechos a Camilla Creek House; los cañones comenzaron a batir las posiciones adelantadas argentinas, mientras que desde el Estrecho de San Carlos, la fragata HMS Arrow abrió fuego con su cañón de 4,5 pulgadas (117 mm).
Bombardeo nocturno
Al caer la noche Jones ordenó a sus tropas avanzar hasta la línea de partida prevista para el ataque. La compañía C del mayor Jenner marchó en cabeza, seguida por las otras compañías del batallón y el propio Jones con su pelotón comando. Otras fracciones se ubicaron en la costa opuesta de Camilla Creek para brindar apoyo de fuego.
Durante la noche del 27 de mayo recrudecieron los intercambios de fuego con la adelantada sección exploración argentina. Mientras el teniente Manresa procuraba averiguar lo que pasaba con sus soldados en la posición avanzada, Jones organizó a sus hombres para el ataque: la compañía D quedó en reserva; la compañía A se situó en el flanco izquierdo británico para atacar Burntside House; la compañía B del 2 Para ocupó el flanco derecho; la compañía C, el centro.
A todo esto los cañones argentinos habían vuelto a sus posiciones originales, cerca de Goose Green, para no ser destruidos en campo abierto por los ataques aéreos. Los 145 soldados del teniente Manresa soportaban el fuego de preparación de la artillería británica, contestando con imprecisos disparos de mortero y cañones sin retroceso.
Combate nocturno
A las 02:30 del viernes 28 de mayo, Jones ordenó atacar y las compañías A, B y C del 2º Batallón de Paracaidistas (440 hombres) se lanzaron sobre las posiciones de la sección exploración y la compañía A del Regimiento 12. El combate fue encarnizado y soldados de la sección exploración argentina se replegaron sobre las posiciones de la compañía A, generando pánico entre los jóvenes reclutas, varios de los cuales abandonaron sus puestos y comenzaron a replegarse; los oficiales argentinos debieron apelar a toda su energía para reagrupar a sus hombres.
Las posiciones argentinas fueron castigadas con fuego de artillería naval y de campaña antes de que los paracaidistas las tomasen por asalto. La radio de Manresa resultó averiada y perdió contacto con su jefe, de modo que debió luchar sólo. La artillería argentina comenzó a hacer fuego al percibir el asalto británico, pero por la falta de comunicaciones su fuego no estaba dirigido y fue en gran parte ineficaz.
Así y todo, las posiciones argentinas castigaron con fuego de ametralladoras a los paracaidistas que avanzaban al descubierto y les infligieron tres muertos. Los británicos tuvieron que separarse en pequeños grupos para evitar ser aniquilados, y acercarse lo suficiente para disparar cohetes y lanzar granadas.
Después de media hora de combate el flanco izquierdo argentino comenzaba a ceder y el teniente Manresa reunió un pequeño grupo de soldados y contraatacó, estabilizando la situación. Pero ante un nuevo empuje de los paracaidistas de la compañía B del mayor Crosland, el flanco izquierdo argentino cedió y Manresa ordenó el repliegue hacia la primera línea de retardo: las posiciones que ocupaba antes del 26 de mayo.
En tanto, el mayor Farrar-Hockley y su compañía A tomaron Burntside House y llegaron a Coronation Point, ya cerca del pequeño poblado de Darwin. Las compañías B y C, seguidas por la compañía D en reserva, avanzaron presionando a los argentinos en retirada, pero cuando amaneció todavía no habían logrado acercarse a la línea de defensa principal argentina.
Combate en la línea Darwin-Boca House
Alrededor de las 06:30, los británicos tropezaron con la resistencia de nuevas fracciones argentinas: en Boca House se encontraba una sección de infantería del regimiento 8 argentino al mando del subteniente Guillermo Ricardo Aliaga, mientras que en Darwin Hill y el sector central se encontraba un variopinto grupo de defensores: se trataba de soldados de la compañía Comando y Servicios del Regimiento 12 (cocineros, abastecedores) y dirigidos por el subteniente Ernesto Orlando Peluffo. A esta línea se sumaron los restos de la compañía A de Manresa, alrededor de las 06:30 del 28 de mayo.
El avance británico quedó atascado, pues la luz del día daba ventaja a los defensores, que ahora combatían en posiciones preparadas de antemano. Los temerarios ataques británicos no lograron conmover la línea defensiva.
Piaggi apreció que la defensa necesitaba ser reforzada. Envió parte de su reserva concentrada en Goose Green: una sección de fusileros del regimiento 25 bajo el mando del teniente Roberto Néstor Estévez; quien arengó a su tropa:
«Soldados, en nuestras capacidades están las posibilidades para ejecutar este esfuerzo final, y tratar de recomponer esta difícil situación. Estoy seguro de que el desempeño de todos será acorde a la calidad humana de cada uno de ustedes y a la preparación militar de que disponen».
Finalmente, todos los integrantes de la fracción, escucharon la orden de Estévez: «Seguirme!». Pronto estarían inmersos en el combate.
Teniente Roberto Estévez |
El soldado conscripto Sergio Daniel Rodríguez, del Regimiento 25, fue mortalmente herido en ese combate disparando las últimas bandas de su ametralladora MAG.
La sección de reserva argentina sufrió enormes pérdidas, pero hacia las 09:30 los británicos suspendieron su avance y retrocedieron organizadamente, buscando protección.
Los combates nocturnos habían significado un gran gasto de munición, y los paracaidistas debieron proveerse con las municiones de sus compañeros muertos y heridos.
Refuerzos argentinos
Jones estableció su puesto de mando en el sector oriental de la línea de combate, cerca de la compañía A de Farrar-Hockley que estaba detenida frente a Darwin. Los artilleros británicos tiraban sin respiro, mientras que cuatro helicópteros trasladaban munición y evacuaban heridos. Pero con la llegada de la luz diurna la fragata Arrow abandonó su misión de apoyo de fuego por temor a los ataques aéreos argentinos.
En efecto, poco después llegaron sobre el campo de batalla aviones Pucara enviados desde la capital malvinense, los cuales bombardearon a los paracaidistas y los presionaron a retirarse en busca de refugio.
Los argentinos aprovecharon esta pausa para recomponer su primera línea, aunque las pérdidas en hombres y material eran graves.
Piaggi ordenó que su compañía C, situada al sur del istmo, se replegara cerca de Goose Green para acortar el perímetro defensivo.
Alrededor de las 9 de la mañana llegaron refuerzos: se trataba del Equipo de Combate “Guemes” de Regimiento 25, los cuales fueron depositados 8 kilómetros al sur de Goose Green. Esto permitió a Piaggi recomponer su reserva y sacar de ella una sección de tiradores para enviarla hacia Darwin Hill, pues la compañía A de los paracaidistas parecía reiniciar el ataque. La sección argentina, comandada por el subteniente Juan José Gómez Centurión avanzó hacia Darwin Hill para bloquear a los británicos.
La muerte del jefe del 2º Batallón de Paracaidistas británicos ten. cnel. H Jones
Jefe del Para 2 ten cnel H. Jones |
Al morir "H" Jones, lo hizo al frente de sus tropas, ya que en su opinión “la única manera de dirigir es dirigiendo, desde el frente”.
El mando del ataque pasó al segundo jefe del batallón, el mayor Chris Keeble, quien contempló una serie de malas noticias: un helicóptero que se dirigía a evacuar al jefe británico fue abatido por un Pucará argentino cerca de Camilla Creek House; habían sido muertos o heridos cuatro jefes de pelotón; luego, el avance sobre Darwin Hill se había vuelto a detener. La victoria esperada está muy lejos, e hizo que Keeble exclamara: “¿Cómo diablos capturó Goose Green?”.
Reinicio del ataque británico
Piaggi se comunicó con su superior, el general Parada, y le informó que el ataque británico había sido detenido. Parada lo felicitó y le ordenó “iniciar la persecución”; Piaggi contestó que no estaba en condiciones, y Parada reiteró la orden, prometiéndole apoyo. Enfurecido por lo que consideraba una falta total de comprensión de la situación, Piaggi estrelló un jarro de aluminio contra la pared.
Entretanto, Keeble decidió emplear la compañía D y tomar en primer lugar el reducto argentino de Boca House para poder flanquear el resto de las posiciones argentinas. Poco después del mediodía, precedido por una preparación artillera de gran magnitud, las compañías B y D británicas atacaron a los soldados argentinos atrincherados, empleando misiles filoguiados “Milán”, morteros y cohetes de fósforo blanco para iluminar el cielo de noche. Los argentinos fueron aferrados y rodeados, tras lo cual los paracaidistas pasaron al asalto de la posición. El subteniente Aliaga cayó herido y cuando toda resistencia fue imposible, ordenó la rendición.
Al mismo tiempo, la compañía C del mayor Jenner atacó las trincheras en el sector central, mientras Farrar-Hockley renovaba el ataque sobre Darwin Hill. En todos los sectores los británicos emplearon gran volumen de fuego, sobre todo los mortíferos “Milán”; este poder de fuego sumado a la mayor preparación de los combatientes ingleses lentamente se impuso y la línea argentina resultó perforada. Poco después cayó el reducto de Darwin Hill y el teniente Manresa ordenó el repliegue hacia la segunda línea de retardo, en proximidades de Goose Green. El otro jefe argentino, subteniente Peluffo, resultó gravemente herido y cayó prisionero.
A las 13.15 horas recién pudieron los británicos tomar Darwin Hill. Unos 200 soldados argentinos habían resistido durante más de 6 horas el asalto contra Boca House y Darwin Hill.
Keeble estableció su puesto de mando en Darwin Hill y ordenó un triple avance: mientras Crossland y su compañía B avanzaban hacia el sur para rodear Goose Green desde ese sector, el mayor Neame y la compañía D atacarían la pista de aterrizaje. Las compañías C y A (Jenner y Farrar-Hockley) debían atacar la Escuela desde Darwin Hill. Alrededor de las 17 horas las fuerzas argentinas se retiraron hacia la Escuela, fuertemente presionadas por los hombres de Jenner y Farrar-Hockley. Al percibir la situación, los cañones antiaéreos del subteniente Claudio Oscar Braghini (GADA 601) abren fuego contra más de 120 paracaidistas británicos, provocando un muerto y once heridos a las compañías británicas, que incluyeron al Mayor Hugh Jenner, herido en la espalda.
Por el oeste, los hombres de Neame pudieron tomar la pista de aterrizaje sin mayor dificultad, ya que los efectivos de la batería antiaérea de la Fuerza Aérea Argentina encargados de la defensa de ese sector se habían replegado bajo fuego de morteros, sin informar a Piaggi; cuando éste supo lo que había pasado envió algunos soldados del Regimiento 12, que fueron rechazados. Esto facilitó que los hombres de Crossland pudieran avanzar hacia el sur y amenazar el perímetro argentino desde esa dirección, cercando a parte de la Compañía C del Regimiento 12. Durante el desarrollo de los combates en Base Aérea Militar Cóndor, fueron destruidos tres cañones antiaéreos Rheinmetall y murieron tres conscriptos de la Fuerza Aérea que protegían el perímetro de seguridad de la base. El jefe de la batería de cañones Rheinmetall y radar Elta, teniente Darío Valazza, fue herido.
La aviación argentina volvió a efectuar ataques contra los paracaidistas, pero éstos lograron derribar un Pucará y un Aermacchi.
Cuando los británicos llegaron sobre la segunda línea de defensa argentina, los obuses de 105 mm comenzaron a disparar en tiro directo, a lo que se sumó el fuego de los cañones antiaéreos que disparaban contra blancos en tierra. La situación de los defensores se hizo delicada, pues también aparecieron aviones Harrier GR3 de la RAF, efectuando ataques al suelo.
Batería antiaérea argentina Oerlikon Contraves de 35mm haciéndo fuego terrestre contra las tropas británicas en Darwin |
El fuego rasante de la artillería antiaérea del GADA 601 provocó numerosas bajas entre las filas de la compañía C del batallón británico, la cual vio mermada su capacidad combativa en un 20 %. Entre los heridos se contaba el jefe de la unidad, Mayor Hugh Jenner.36 37 Un pelotón de la compañía A, agregado a la C, se vio obligado a retirarse detrás de la colina de Darwin por el resto de la batalla.
Los paracaidistas británicos Mark Hollman-Smith, de la compañía C, y Steve Dixon, de la D, murieron en la acción.
La posición defensiva de la Escuela fue tomada por los británicos y dio motivo para otro episodio enigmático de la guerra. Algunas fuentes británicas sostienen que soldados de una trinchera argentina agitaron un trapo blanco para rendirse, y cuando el teniente Jim Barry y dos paracaidistas se adelantaron para hacerlos prisioneros, fueron abatidos desde otra trinchera argentina. Enfurecidos por lo que consideraron un ardid, los demás paracaidistas atacaron la Escuela y mataron a todos los defensores, hasta que el edificio estalló. Otras versiones, incluyendo la mayoría de los relatos argentinos, es que la escuela fue destruida por el fuego directo de la artillería antiaérea argentina luego de que los soldados británicos tomaron la posición, obligándolos a retirarse.
Coheteras de IA-58 Pucará montadas en un carro de transporte |
Perdida la posición defensiva alrededor de la escuela y la pista de aterrizaje, las fuerzas argentinas quedaron desplegadas en torno a Goose Green; además, el intenso fuego de morteros logró inutilizar la artillería antiaérea que disparaba contra los paracaidistas. Piaggi se comunicó con Parada y este le ordenó romper el contacto con el enemigo y retirarse hacia Bodie Creek Bridge para ser evacuado junto a sus fuerzas. Piaggi opinó que no podía evitar el contacto con los británicos, y que una retirada como la planeada sería muy difícil.
Entretanto Parada había enviado nuevos refuerzos helitransportados: se trataba de hombres de la compañía B del Regimiento 12, trasladados desde Monte Kent. Cuando aterrizaron a unos 6 kilómetros de Goose Green, en el sector sur, la artillería británica comenzó a dispararles, provocando cierta dispersión. Este grupo se encaminó hacia Goose Green, aunque la oscuridad, la falta de guías y el fuego enemigo le impidieron sumarse a la posición principal. Recién en la madrugada del 29 de mayo una parte de estos refuerzos lograron presentarse en el puesto comando de Piaggi.
Al anochecer del 28 de mayo los británicos comenzaron a disminuir su fuego. El mayor Keeble, al ver a las tropas argentinas cercadas, tuvo confianza en una pronta victoria. Decidió bombardear primero Goose Green y luego enviar a sus paracaidistas a eliminar los restos de resistencia. Pero cuando supo que allí había un centenar de kelpers, comenzó a pensar en la manera de empujar a las tropas argentinos a rendirse sin luchar. Decidió realizar una demostración de fuego al día siguiente para convencer a los defensores que era inútil resistir.
Comenzó entonces el acarreo de munición y de artillería. Marines del Batallón 42 fueron puestos bajo el mando de Keeble.
Mientras esto ocurría, los comandantes argentinos trataron de recomponer sus líneas y Piaggi convocó a una reunión de oficiales para debatir el curso de acción a tomar. En su opinión la orden de retirada impartida por Parada era irrealizable, y continuar luchando no ofrecía posibilidades de éxito. Le preocupaba además que los británicos bombardearan el poblado y provocaran una matanza en la población civil.
La reunión fue acalorada: Piaggi opinaba que si no se podía revertir la situación, la capitulación era la única decisión. Algunos propusieron utilizar la Compañía B (de la cual se sabía que había llegado aunque aún no se conocía su paradero), Piaggi pidió al jefe de la Base “Cóndor” que armara a sus hombres como fusileros, a lo que este se negó. Finalmente Piaggi se comunicó con Parada, el cual le confesó que no podía enviarle más refuerzos ni medios para evacuar la posición. Además, los jefes argentinos no sabían nada acerca del enemigo al que se enfrentaban, por ejemplo su cantidad de efectivos o sus medios de combate, por lo cual no podía asegurar que una continuación de la resistencia tuviera posibilidades de éxito. Ante este panorama Piaggi decidió parlamentar.
Rendición de las tropas argentinas
Un kelper fue enviado a las líneas británicas con una propuesta de rendición. Keeble aceptó y envió dos prisioneros argentinos para informar a Piaggi sus condiciones: los argentinos debían rendirse o aceptar las consecuencias de una continuación del combate. Piaggi interpretó que los británicos estaban dispuestos incluso a bombardear Goose Green y cargar sobre las espaldas de los argentinos la responsabilidad por la muerte de civiles.
En horas de la mañana Piaggi y Pedrozzo conferenciaron con Keeble y otros oficiales, insistiendo este en sus condiciones. En ese momento los comandantes argentinos decidieron la rendición.
Se vivió un momento alarmante cuando los británicos descubrieron a una tropa de argentinos que marchaba desde el sur en actitud de combate: eran soldados de la compañía B llegados la noche anterior y que se habían extraviado en su marcha a Goose Green; por lo tanto, desconocían lo que estaba pasando. Keeble se disponía a abrir fuego cuando Piaggi le comunicó lo que sucedía con esos soldados: Keeble accedió a no disparar y los soldados argentinos, a la vista de todos y sin saber que habían estado a punto de morir, llegaron a Goose Green.
Poco después el vicecomodoro Pedrozzo, como oficial más antiguo, presentó la rendición, la cual se llevó a efecto con honores militares y fuera de la vista de los civiles.
Fin de la batalla
En la batalla de Prado del Ganso las tropas argentinas tuvieron 50 muertos y alrededor de 150 heridos. Por su parte, los británicos inicialmente admitieron haber surfrido 12 muertos y una cifra no precisada de 30-40 heridos. Según la más reciente Historia Oficial Británica escrita por Sir Lawrence Freedman, los británicos sufrieron 16 muertos y alrededor de 66 heridos de mayor o menor gravedad. Respecto a las cifras de bajas británicas, siempre son muy dudosas y poco confiables, ya que las ocultan bajo secreto de estado.
Después de la batalla los médicos británicos continuaron con la tarea de atender a los heridos de ambos bandos, llevándolos al hospital de campaña instalado en la Bahía Ajax, en la zona de San Carlos.
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